18 noviembre, 2019
por Arquine
Venecia se inunda. No es la primera vez ni será la última, pero cada vez es mas frecuente la acqua alta, cuando el nivel del agua de la laguna rebasa 1.10 metros sobre el nivel medio del mar. Por supuesto esa mayor frecuencia depende de los cambios desatados por la crisis climática que vivimos, pero la historia de la lucha contra el agua es, en el caso veneciano es tan larga como la ciudad misma.
Inundación de 1966.
En su libro Venice, a Maritime Republic, Frederic Lane afirma que Venecia se hubiera construido con los mismos principios urbanos si se hubiera hecho sobre tierra, “pero como estaban construyendo una ciudad en el agua, los venecianos se dieron cuenta desde muy pronto de que necesitaban cierto tipo de planeación urbana.” Lane dice que los canales pudieron haberse cerrado o vuelto poco navegables “si la conveniencia individual no se hubiera subordinado a ciertas reglas generales” y que, por tanto, desde 1224 se estableció una magistratura a cargo de los canales y las vías públicas, Magistrato del Piovego, “a cargo no sólo de reclamar la propiedad comunal sino de otorgar o rechazar los permisos para construir en tierras arenosas.” Y explica que en 1501 se estableció un Magistrato all’Acqua para gestionar todos los problemas hidráulicos.
En Venice Hologram, texto publicado en 1972, Judith y Walter Munk escriben que en algún momento de los tres primeros siglos de nuestra era, el nivel del mar subió y cubrió parte de las planicies del delta del río Po, transformándolo en una laguna de agua salada. Explican que también alrededor de esa época se registraron los primeros asentamientos en la zona, formados por pueblos que huían de los visigodos y de los hunos. Y citan a Casiodoro, que en el siglo VI escribió de los habitantes de la laguna:
“Viven como aves en un pantano, en nidos de ramas elevados sobre postes, para protegerse de las aguas, y amarran botes a los muros como si fueran animales.”
Y también a Paolo Diacono, que en su Historia Longobardorum cuenta de una inundación en el año 589:
“Esta inundación fue muy grande y extendida y duró por demasiado tiempo. La gente decía «estamos viviendo ni en tierra ni en agua»”.
Si saltamos en el recuento de los Munk hasta la época en que lo publicaron, hace casi 50 años, nos dicen: “Las inundaciones son hoy un problema desesperado; de haber ocurrido quizá una vez cada siglo en el año 1000 o una vez en una vida humana en el 1500, la ciudad está bajo agua una docena de veces cada invierno. Si la tendencia actual continúa, entonces en dos siglos el acqua alta ocurrirá dos veces al día.” Con 187 centímetros por encima del nivel promedio del agua de la laguna, el acqua alta de noviembre del 2019 ha rebasado por 21 centímetros a la registrada en diciembre de 1979 y está sólo siete por debajo de los 194 centímetros del 4 de noviembre de 1966, la más alta de que se tenga registro desde 1923.
Venecia se inunda y se hunde. La mayor frecuencia, fuerza y amplitud de las inundaciones en Venecia son consecuencia no sólo del aumento en el nivel del mar, debido al cambio climático, sino del hundimiento de la misma ciudad, algo que Darío Camuffo, investigador del Instituto de Ciencias Atmosféricas y del Clima italiano, ha deducido, a partir de evidencia arqueológica e incluso del estudio de pinturas del Canaletto y de su seguidor, Bernardo Bellotto, que desde la primera mitad del siglo XVIII a nuestros días, entre el hundimiento de la ciudad y el incremento en el nivel del agua, Venecia está 68 centímetros más abajo —o el agua 68 centímetros más arriba. Por eso para Camuffo no bastaría con la implementación del aun inacabado sistema MOSE —las compuertas del Módulo Experimental Electromecánico—, cuya construcción inició en el 2003 y que estaba previsto terminarse en el 2011, pero no se concluirá, según lo previsto, sino hasta el 2021, con un costo de 6mil millones de euros —casi cuatro veces los 1,600 millones estimados en un inicio. Para Camuffo la solución pasa por elevar el nivel de la ciudad entera en al menos 30 centímetros —lo que podría hacerse, dice, inyectando agua en el subsuelo. Por su parte el filósofo Massimo Cacciari, quien fue dos veces alcalde de Venecia —entre 1993 y el 2000 y luego entre 2005 y 2010— y siempre se opuso a la construcción del MOSE, repitió en una entrevista reciente su propuesta para lidiar con las inundaciones en Venecia en la era de la crisis climática: una gestión total de la laguna a partir de más intervenciones pero de menor envergadura y siempre reversibles, recordando en algo lo que escribió Fernand Braudel en su Civilización material, economía y capitalismo, siglos XV a XVIII: “Para que Venecia sea Venecia, tendrá que controlar sucesivamente sus lagunas.”