Carme Pinós. Escenarios para la vida
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18 diciembre, 2014
por Pedro Hernández Martínez | Twitter: laperiferia | Instagram: laperiferia
Pedro Hernández: Me gustaría empezar por el dibujo. La primera vez que supe de tu trabajo fue en una conferencia donde mostrabas tus dibujos. ¿Cómo aparecen en tu proceso de trabajo?
Francisco Leiva: Siempre he pintado. Soy más dibujante que arquitecto. La arquitectura tiene más compromiso, puede hacer feliz a la gente. Y con el dibujo tienes la capacidad de comunicar algo de una forma innata y directa. Mucha gente lo entiende como una herramienta, pero para mí es una forma natural de comunicarme que tiene de un camino independiente a la arquitectura. Al dibujar dejas la mente en blanco, es como arrancar de cero.
No dibujo sólo arquitectura en un sentido vinculado al proceso proyectual. Me interesa diferenciar esos dos mundos, no encuentro una linealidad entre dibujo y arquitectura, mucho menos en un dibujo sometido a una labor de arquitecto, que lo utiliza para poder construir algo sino que lo entiendo como algo que va por lo libre y que, en ocasiones, pega saltos evolutivos. A veces los dibujos dicen mil cosas que al inicio no ves. Yo he llegado a ver dibujos míos de hace diez años muy cercanos a lo que estoy haciendo ahora. Me alegra haber dedicado tiempo a ese entrenamiento, a dibujar en todos lados, en sitios donde se conectan cosas. Así, el dibujo, que durante un tiempo había sido muy personal, vuelve a tomar energía del lugar. Por ejemplo, me acuerdo de Palermo, de repente cargué energía e hice unos dibujos llenos de cosas que construyeron los siguientes. Espero tener el tiempo para dibujar en México que, sin duda, merece unos dibujos.
Cuaderno | Dibujo © Francisco Leiva
PH: Hay un aspecto que me parece muy importante en vuestra obra, que es la idea de paisaje. ¿Cómo entiendes este concepto?
FL: Para mí la palabra paisaje es tremendamente amplia, es el gran invento como concepto. En mi estudio no se da esa diferencia entre el objeto arquitectónico y lo que pasa alrededor, la noción de geografía es fundamental.
No acabo de entender México todavía, pero me parece una ciudad horizontal. Era un lago y eso me parece alucinante.
PH: No sé si conozcas el Concurso Arquine No.17. El día 3 de septiembre se anunció el nuevo aeropuerto, que se va a desarrollar en Texcoco, donde está la última parte de lo que fuera ese lago. No se sabe qué pasará con lo que ahora es el actual aeropuerto. El concurso precisamente quiere poner el debate sobre la mesa de lo que pueda pasar.
FL: Eso me ha seducido mucho eso. No puedo entender que no haya una gestión del agua muchísimo más efectiva. Una ciudad como ésta, con lluvia puntual en una parte del año y con muy poca en otro momento, con excesos y déficits de agua… y que se mezclen todavía las aguas sucias con las aguas de lluvia, que no haya un sistema de acumulación y, además, que no hay una reivindicación paisajística de lo que supuso el lago, es algo que no acabo de entender. Creo que ese tipo de historias han sido eliminadas en muchas ciudades, como es aquí el caso del lago y la gestión de ese agua, que no era fácil en una ciudad que ha crecido tantísimo.
PH: Hay más historias similares aquí, en el sur, en Xico, donde hubo un esfuerzo humano importante para eliminar todo el lago.
FL: El agua siempre ha sido un positivo peligroso. Con cierta estática y sin mucha renovación, es un recurso difícil de gestionar y, durante mucho tiempo, no se vio como una cualidad. De hecho, en el Mediterráneo hay muchos casos donde la ciudad no se ha volcado hacia él, siendo un mar tranquilo.
PH: Hablemos de Elche (El Valle Trenzado, publicado en la Revista Arquine No.70), ¿cómo funciona allí esa noción de geografía?
FL: En Elche había un barranco con muchísimos problemas. La ciudad no se relacionaba con él porque es una ladera muy inestable y cuando viene el agua -pese a que llueve muy pocas veces- lo hace de forma muy fuerte. Esto iba degradando todo el espacio hasta que en los años setenta se hizo una obra de encauzamiento que cortó cualquier posibilidad de cruzar de un lado a otro, limitándolo a la parte superior. La gente durante un tiempo no pudo conocer lo que pasaba abajo. El proyecto intenta coser las dos partes y recuperar esa conexión.
PH: Este trabajo se encuentra sólo en su primera fase, debido a un cambio político del Ayuntamiento, pese a que la obra ha ganado varios premios, como el Premio Europeo de Espacio Público.
FL: La obra ha sido toda una batalla, pero estamos muy contentos. Representa una lucha y creo que le da un punto heroico al asunto. Yo espero que la gente lo use y lo quiera, que es lo que está pasando. Los premios nos ayudan como estudio, pero el mayor impulso viene de la gente que le gusta y lo hace suyo.
PH: Estas ideas que has comentado sobre paisaje y geografía parecen conectarse con otra cosa que aparece frecuentemente en vuestro trabajo, que es el trabajo sobre el suelo, de una arquitectura como suelo.
FL: Nuestros proyectos intentan surgir del suelo, enraizar… Una manera de hacerlo es a través del recorrido, fabricando espacios accesibles y la forma más natural para ello es mediante la rampa prolongada, con unos espacios que se vayan concatenando. Muchos de nuestros proyectos tienen que ver con esas rampas que fabrican espacios públicos, que poco a poco, se vuelvan más íntimos, como ocurre en la Biblioteca de San Vicente. Otros proyectos, como el colegio de Rafal, buscan fabricar su lugar…
PH: Una vez leí que un buen proyecto no es el que se adapta al lugar, sino el que se enfrenta a él…
FL: Creo que se ha malentendido el concepto de terapia paisajística. Parece que un buen arquitecto es el que se integra en el paisaje, en el lugar, y me parece bien, pero cuando tenemos lugares que están heridos y son nocivos, la integración tiene que producir cambios.
Hemos pasado del dibujo al paisaje y luego al objeto y, si empezamos analizar lo que nos interesa, hay un tipo de arquitectura que tiene que ver con el abrazo, generando condiciones distintas en ese lugar. También hay arquitectura innata, que genera cosas nuevas y no repite el mismo modelo. El arquitecto debe intentar generar estos valores, aunque los programas sean muy distintos, con la de fabricación de lugares emocionantes y, sobre todo, confortables.
Todas las imágenes cortesía de Francisco Leiva
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