13 agosto, 2012
por Arquine
Los edificios altos, que son la fuente de muchos problemas urbanos, están con nosotros en el futuro previsible. El negocio de estos edificios ha pasado de manos de arquitectos a un nuevo tipo de diseñador que ha logrado no sólo proyectar sino configurar edificios.
Joseph Rykwert
por Juan José Kochen | @kochenjj
Los rascacielos están caracterizados por un volumen que tiende a la estereometría, al paralelepípedo -con más de 12 aristas en su lectura-. Como apunta L. Quaroni en La Torre de Babel, están compuestos por fachadas o envolventes que son, arquitectónicamente, más importantes que todo lo demás, y por tanto, construidas en el proyecto desde el exterior, mas no desde sus componentes programáticos al interior.
Una historia-reseña cronológica en busca de verticalidad se muestra en la CaixaForum de Barcelona -que celebra 10 años- con Torres y rascacielos. De Babel a Dubái. Esta exposición relata tipologías, materiales y alturas de construcciones y edificios que han buscado el cielo con fines de divinidad, culto, poder o jerarquía, partiendo del mito de la Torre de Babel, una construcción que desafiaba las leyes naturales y espirituales, y que a la vez fue inspiración para pintores del siglo 18 y 19.
Desde el mito de la torre babélica hasta la aparición de los primeros rascacielos a mitades del siglo 19 en Estados Unidos, el modelo se ha reproducido de distintas formas. Las torres marcaron la modernidad de las ciudades en plena catarsis de urbanización. Hito, ícono, emblema o simple referente urbano, la imagen del rascacielos constituyó un objeto de relevancia política-social. Esta exhibición -que estará en Barcelona hasta el 9 de septiembre- narra un largo proceso evolutivo a través de más de 200 formas de representación entre pinturas, grabados, dibujos, maquetas, fotografías y videos.
Así, se evidencian edificios cuyo sentido ascendente (con)tiene una consideración superlativa sobre cualquier otro de sus parámetros y el contexto en que se implanta, como sucede en Dubái; edificios que fueron blanco de ataques terroristas por significar una cultura de poder económico e identidad nacional; edificios que trascendieron su carácter formal para convertirse en postales turísticas; objetos escultóricos; y hasta nuevos proyectos que buscan, en un torre, la reivindicación simbólica con su propia ciudad y una supremacía de altura entre las demás.
Fotos: Cortesía CaixaForum Barcelona