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Columnas

The line. Un suburbio de 170 kilómetros de largo

The line. Un suburbio de 170 kilómetros de largo

2 agosto, 2022
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog

Vermilion Sands es un sitio donde yo viviría feliz. Una vez describí ese balneario desértico e hiperiluminado como un suburbio exótico de mi mente, y algo de la palabra «suburbio» –que entonces utilicé en un sentido peyorativo– me convence ahora de que andaba por el buen camino en mi búsqueda del día de pasado mañana. Mientras el campo desaparece bajo el abono de productos químicos y las ciudades sirven apenas de contexto urbano para cruces de tránsito, empiezan por fin a hacer valer sus méritos los suburbios. Los cielos son más amplios; el aire, más generoso; el reloj, menos urgente. Vermilion Sands tiene más que su cuota de sueños e ilusiones, miedos y fantasías, pero en un marco menos limitado. Además me gusta pensar que celebra las descuidadas virtudes de lo cursi, lo extravagante y lo grotesco.

J.G.Ballard, 1973

 

 

La historia de las ideas sobre las ciudades se repite no dos, sino múltiples veces. A veces con buenas intenciones, otras como farsa o como delirio o impostura, muchas más como mero negocio o tomadura de pelo. La línea es una revolución civilizacional que pone a los humanos primero.* 

Señoras y señores:

Voy a entretener vuestra atención con algunas consideraciones acerca de la ciudad lineal, invención que por sí sola se recomienda a la general benevolencia, porque tiende a reducir la mortalidad de cuarenta por mil de las grandes capitales de población aglomerada a la de veinte por mil de las poblaciones rurales o diseminadas. (Conferencia dada en el Ateneo Científico y Literario de Madrid por D. Arturo Soria y Mata, 14 de mayo de 1894. Agencia de la nueva arquitectura de las ciudades.)

Arturo Soria y Mata

Arturo Soria y Mata nació en Madrid el 15 de diciembre de 1844. “De familia muy modesta, su padre fue un aragonés muy liberal.”** Estudió en la Escuela del Catastro —que se fundó en 1859 con el nombre de Escuela Práctica de Ayudantes para la Medición del Territorio. Tras el triunfo de la Revolución de 1868, inició una carrera en el servicio público. También fue inventor y entre sus inventos se encuentran un teodolito impresor automático y un aparato avisador de las crecidas de los ríos. Y fue empresario. Fundó la empresa “Tranvía de Estaciones y Mercados” y obtuvo la concesión para el Ferrocarril-tranvía de circunvalación de Madrid. Unos meses antes de su conferencia en el Ateneo, el 3 de marzo de 1894 fundó la Compañía Madrileña de Urbanización, “que había de ser la que construyera la primera Ciudad Lineal española, como barriada de ensanche de Madrid, en forma de anillo de 50 kilómetros alrededor de la capital.”**

El diseño de La Línea materializa la manera como serán las comunidades urbanas del futuro en un entorno libre de calles, autos y emisiones.* 

 

La teoría de la planeación lineal de ciudades, como la desarrollaron a finales del siglo XIX Don Arturo Soria y Mata y sus asociados en Madrid, fue recibida en general de manera condescendiente en los círculos de profesionales de la planeación fuera de España. Esto parece incongruente a la luz del hecho de que muchos de nuestros más activos urbanista modernos han adoptado arreglos lineales para ciudades a lo largo de líneas de transporte. (Linear Planning Throughout the World, George R. Collins, Journal of the Society of Architectural Historians, vol. 18, nº 3, octubre 1959.)

 

En su texto La ciudad lineal: el nacimiento de una revista, Miguel Ángel Maure Rubio cuenta que la revista La Ciudad Lineal apareció en la segunda quincena de mayo de 1897 —tres años después de la conferencia de Soria en el Ateneo—, con un tiraje de 4 mil ejemplares al inicio y que llegaría a los 10 mil para 1898. Desde el primer número, dice Maure, aparecen reflejadas las preocupaciones de la época: “la higiene, los problemas de transporte, el abastecimiento de aguas, los temas de ingeniería, los ferrocarriles, la electricidad, los avances en los materiales y los sistemas de construcción.” Por supuesto, el propósito fundamental era explicar y promover la nueva forma urbana propuesta por Soria:

Arturo Soria dibujaba una ciudad alejada de la vieja urbe, en función de la higiene, y sustentada pro los avances de la industrialización y de los nuevos descubrimientos, donde pudiera el hombre reencontrarse con la naturaleza. El amplio trazado de sus calles y las normas establecidas en 1902 para la Ciudad Lineal, que fijaban parcelas mínimas, alturas máximas, retranqueos, instalación de retretes, así como la prohibición de establecimientos insalubres, junto con la aparición del lema «a cada familia una casa, en cada casa una huerta y un jardín,» confirman este propósito.

 

La Línea tendrá sólo 200 metros de ancho, 170 kilómetros de largo y 500 metros sobre el nivel del mar. La Línea llegará a acomodar 9 millones de residentes y será construida sobre una huella de 34 kilómetros cuadrados, algo inaudito en comparación con ciudades de similar capacidad.*

La idea era crear una “ciudad” alargada con un eje central de unos 40 metros de ancho, por donde circulaba el tranvía, y en cuyos lados se levantaban las casas y equipamientos en solares del mismo tamaño. Pero el proyecto quedó estancado. La crisis que afectó a muchos trabajadores españoles durante la I Guerra Mundial y la muerte de Soria dejaron en suspenso el proyecto, que sería finiquitado por la Guerra Civil. En 1923, Ramón Gómez de la Serna publicó una novela titulada El chalet de las Rosas, protagonizada por un asesino en serie que aprovechaba la soledad del barrio para cometer sus crímenes.***

La tristeza de la Ciudad Lineal era la tristeza de una de esas ruinas nuevas, es decir, ruinas de una casa que no se pudo acabar en un paisaje suburbano y deshabitado. Ciudad Lineal tenía ese aspecto de cementerio de vivos, de falsa ciudad jardín y de auténtica ciudad panteón que le caracteriza. Todas las casas parecían venderse en vano. En ninguna ventana había luz.** (El Chalet de las Rosas, Ramón Gómez de la Serna, 1923)

Para desarrollar su idea, Soria se asoció, entre otros, con el arquitecto y urbanista Mariano Belmás Estrada (1850–1916). “Figura esencial en la renovación del urbanismo madrileño en el último tercio del siglo XIX, especialmente relacionado con la problemática de las viviendas obreras surgida como consecuencia del crecimiento económico y demográfico de la ciudad. Belmás concibió la arquitectura, más que como una actividad estética, como un instrumento técnico comprometido con la resolución de los problemas sociales.”****

 

Donde viven los mejores y los más brillantes, Un lugar para una experimentación social y económica sin precedentes.*

 

Tras la muerte de Soria en 1920 se abre una nueva etapa para la Ciudad Lineal, cuya nave será pilotada por una generación distinta. Más o menos vinculados al movimiento linealista, Del Castillo, Montoliú y Benoit-Lévy contribuyen a su mejor formulación y contraste. Jurista y publicista, Benoit-Lévy era uno de los urbanistas franceses más abiertos a los contactos y novedades urbanísticas. A partir de 1913 tomó contacto con la Ciudad Lineal, de la que fue luego propagandista en toda Europa, llegando a presentarla ante la Sociedad de Naciones en la Conferencia Internacional del Trabajo, lo que llevaría a la creación en 1929 en París ParÍs de la Asociación Internacional de Ciudades Lineales. Le Corbusier toma contacto personal con Benoit-Lévy en 1917, buscando publicitar sus proyectos en los medios científicos internacionales. Basadas en ideas lineales, más o menos independientes de Soria, se desarrollan en esos años una gran y variada cantidad de proyectos. Surgen así planes edificatorios según un eje, como la Roadtown de Edgar Chambless (1910) con una línea de casas a lo largo de una línea de transporte, antecedente de los planes de Le Corbusier para Río y Argel (h.1930), que no llegan a ser ciudades lineales pero que anticipan algunas megaestructuras lineales posteriores. Entre 1945 y 1947, al tiempo que culminaba los estudios del Modulor y de la Grille Ciam, abordaba la publicación de tres nuevos textos urbanísticos: Les Trois établissements Humains (1945), Propos d’urbanisme (1947) y Manière de penser l’urbanisme (1947)  (José Ramón Alonso Pereira, Le Corbusier y la ciudad lineal. A propósito de un doble centenario. doi : 10.4995/lc.2020.15117)

 

 

 

Just little bits of history repeating

The word is about, there’s something evolving, / Whatever may come, the world keeps revolving. / They say the next big thing is here, / That the revolution’s near, /But to me it seems quite clear /That’s it’s all just a little bit of history repeating.

Propellerheads

 

“A principios de los años 60, al poco de llegar como profesores a la Universidad de Princeton, Peter Eisenman y Michael Graves empiezan a colaborar en la elaboración de varios proyectos y concursos. Con el paso del tiempo Linear City se ha convertido en uno de los más destacados de este periodo conjunto. El proyecto trataba de crear un urbanismo continuo que recorriera toda  la Costa Este, desde Boston a Washington. Para ello, encontraron un vacío urbano específico  de 22  millas en el estado de New Jersey donde situarían su megaestructura. Linear City está definida por dos grandes franjas horizontales: una de ellas industrial y la otra un conjunto continuo de viviendas, tiendas y oficinas. La propuesta, pese a ser utópica, se caracteriza por su viabilidad dentro  del marco urbano y cultural de los Estados Unidos, ya que se define como una  infraestructura que soporta el resto del proyecto.” (Hidden Architecture, https://hiddenarchitecture.net/linear-city/)

 

 

“La Ciudad Lineal es mi contribución a la transformación gradual de nuestras ciudades para dar cabida a miles de millones de personas que se benefician de un transporte público más eficiente, del respeto al medio ambiente y de una calidad de vida mucho mejor para todos. Esta investigación arquitectural consistió principalmente en encontrar la solución que llevara “el campo a la ciudad” y eliminara esta multitud de vehiculos ruidosos y contaminantes insertando un sistema de transporte en común netamente más eficáz que el coche.” (Gilles Gauthier, https://www.linearcity.ca)

 

“La expansión urbana sin límites produce la tierra de los ermitaños, es decir, de inevitable segregación-soledad. Las ciudades, que son efectos urbanos, son instrumentos culturales que exigen la conciencia de la vida cultivando la autoconciencia del Homo sapiens. La ciudad es donde el “yo” del ermitaño se eleva al “nosotros” de la especie. El ermitaño de exurbia está operando en un vacío evolutivo. Para que la arquitectura se transforme en una ecología humana coherente, es necesaria una reformulación que la distancia de nuestro actual materialismo imperante. La “aldea global” promovida por arquitectos, desarrolladores y especuladores se está convirtiendo en una ermita planetaria. Hay ermita horizontal y ermita vertical. En el perfil típico de las ciudades actuales se encuentra el bosque central de altísimos edificios con su élite superior encerrada en un andamio de ermita. Luego está la totalidad de la ciudad en sí, rodeada por las ermitas de una sola casa que se extienden interminablemente sobre lo que antes eran tierras de cultivo. Debemos inyectar movilidad en el contexto urbano. Propongo la ciudad lineal como una alternativa radical arraigada en el correr paralelo del fenómeno urbano y la logística intrínseca a su devenir.” (Paolo Soleri, Youngsoo Kim, Charles Anderson, Adam Nordfors, Scott Riley, Tomiaki Tamura, Lean Linear City: Arterial Arcology, 2012)

 

 

 


La línea ofrece un nuevo acercamiento al diseño urbano: la idea de apilar verticalmente en capas funciones de la ciudad al mismo tiempo que se le da a la gente la posibilidad de moverse continuamente en tres dimensiones (arriba, abajo o a través) para tener acceso a las mismas, es un concepto que se denomina Urbanismo de Gravedad Cero. De manera distinta que sólo edificios altos, este concepto apila parques públicos, áreas peatonales, escuelas, casas y lugares de trabajo, de manera que uno pueda moverse sin esfuerzos para alcanzar todas las necesidades cotidianas en no más de cinco minutos.*


En 1976, Jörg Krichbaum y Rein A. Zondergeld entrevistaron al escritor J. G. Ballard. La entrevista llevó por título “Sería un error escribir acerca del futuro”. Al hablar sobre la ciudad —o, más bien, la aglomeración humana— que imaginó en  sus relatos reunidos en Vermilion Sands, Ballard dijo:

Si uno va a la costa del Mediterráneo en verano, uno ve que el futuro ya está ahí. La mitad de Europa se encuentra en esa ciudad lineal que corre de Gibraltar a Atenas. Una ciudad de tresmil millas de largo y unos cientos de metros de ancho. Y ese es, en mi opinión, el futuro.

 


La Línea tendrá una fachada exterior de vidrio espejo que le dará su carácter único y permitirá que su pequeña huella se funda con la naturaleza, mientras que el interior se construirá para ofrecer una experiencia extraordinaria y momentos mágicos.*

The Line fue diseñado por Morphosis, fundada en 1972 por Michael Brickkler, Livio Santini, James Stafford y Thom Mayne, a los que en 1975 se unió Michael Rotondi. Mayne recibió el Premio Pritzker en  el 2005. En el sitio web donde se anuncia el proyecto de The Line no se aclara dónde se cultivarán y producirán los alimentos necesarios para los 9 millones de habitantes previstos.

 

 


*Tomado del sitio neom.com

**Tomado del sitio legadoarturosoria.es

***Tomado de wikipedia.org

****Tomado del sitio dbe.rah.es

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