8 septiembre, 2021
por Arquine
La letra “E” es por Eileen Gray; el “10”, una forma de representar a la letra J, inicial de Jean Badovici —compañero de Gray—; el “2”, un código para la letra B de Badovici; y, finalmente, el “7”, una clave para la G de Gray. Entre 1926 y 1929, Gray diseñó la residencia E-1027; años después, Le Corbusier edificaría a un lado su famosa cabaña. Además de ser un sitio de descanso para Gray y Badovici, E-1027 también funcionó como un prototipo para la vivienda moderna. El proyecto fue descrito por la misma Gray como un “organismo viviente” que era “armónico y lógico”, para el que la diseñadora propuso, según señala Lanie Goodman, nuevas formas arquitectónicas, como un espacio habitable de planta abierta transformable, un techo plano y una cocina aislada que se abría tanto al interior como al exterior de la casa. A la funcionalidad se le agrega el diseño de interiores, los ornamentos a menudo menospreciados por la arquitectura moderna. La misma Eileen Gray diseñó el mobiliario, las alfombras y los tapetes. Catalogada por la UNESCO como Monumento Histórico junto a la cabaña de Le Corbusier, E-1027 sufrió las corrosiones climáticas y el abandono.
Desde 2015, la Asociación Cap Moderne emprendió la restauración del proyecto, un trabajo que conjuntó a historiadores, arquitectos y diseñadores industriale, con un costó un total de 5.5 millones de euros. Las labores de restauración rehabilitaron al edificio, así como a los muebles y alfombras que forman parte del proyecto. El equipo de restauradores implementó metodologías que recrearan con la mayor fidelidad posible los diseños originales de Gray mediante la utilización de los mismos materiales que fueron escogidos por la pareja. Por otro lado, se tuvieron que tomar decisiones sobre los murales de su ilustre y entrometido vecino. A menudo, Le Corbusier, amigo de Badovici, entraba a la casa cuando sus habitantes no se encontraban para pintar siete murales sobre los muros blancos, acto que provocó una reacción de Gray al calificar al arquitecto como un vándalo. Según reporta el portal Cultured, el equipo de restauración debatió largamente y decidió que permanecieran tres murales, aquellos que fueran menos intrusivos en el interior.
A partir de junio de este año, E-1027 puede ser visitada por el público.