Luis Barragán, el epicentro | Hallazgos visibles (II)
¿Se puede ubicar el epicentro del universo barraganiano? Si fuera posible no sería relevante, pero las consecuencias que derivarían de [...]
16 diciembre, 2011
por Oscar Ramírez | Twitter: Oo_inc
El integrante más longevo del Olimpo del Pritzker: Oscar Ribeiro de Almeida Niemeyer Soares Filho murió a los 104 años. El que se alimenta de Sol –como también se le conoce– nació en Río de Janeiro el 15 de diciembre de 1907 y se tituló como ingeniero arquitecto de la Escuela de Bellas Artes de Brasil 27 años después. Aún siendo estudiante, su primer empleo como arquitecto fue para la oficina de Carlos Leão y Lúcio Costa, trabajando sin remuneración alguna.
A partir de 1940, su trabajo despunta en el panorama arquitectónico luego de trabajar con Juscelino Kubistschek y de sus filiaciones con el partido comunista de Brasil. Para 1956 desarrolló con Lúcio Costa una de las obras más emblemáticas de su carrera: la proyección y construcción de la ciudad de Brasilia, la nueva capital del país. Niemeyer se ocupó de los proyectos para los edificios y Costa del plan urbanístico.
Previo al escaparate que significó el desarrollo de la única ciudad construida desde cero durante el siglo XX, le precede una obra más intimista y paradigmática. La casa das Canoas fue un proyecto creado para él mismo en 1951, en Barra de Tijuca, un barrio situado al sur de Río de Janeiro. Se trata de uno de los paradigmas más significativos de la modernidad de la arquitectura brasileña: “mi preocupación era el diseño de la residencia con plena libertad, la adaptación a terrenos irregulares, sin modificaciones, de hacerlo por turnos con el fin de que puedan penetrar en la vegetación, con una separación aparente de la línea recta. Y he creado para salas de estar en un área de sombra, para evitar que una parte acristalada y cortinas transparentes como él prefería quedarse en casa”.
El proyecto se desarrolla de acuerdo a las condiciones del terreno y consiste en dos plantas que dividen las áreas sociales de las privadas. Para el nivel inferior, las habitaciones se desplantan de forma ortogonal y racional siguiendo apenas la sutil línea del límite del predio. Sin ventanas, la iluminación natural está resuelta por pequeños lucernario ubicados en la parte superior de los muros, apenas visibles desde el exterior.
La planta superior contiene las áreas públicas (sala, comedor, cocina y alberca), el acceso principal y la máxima expresión niemeyeriana de formas sinuosas. Un piedra de dimensiones muy considerables condiciona el proyecto y toma el protagonismo de los espacios integrando exterior e interior. La cubierta de concreto armado se apoya sobre pilotes y consiste en una forma de ameba que hace diálogo con la alberca de forma similar. El mobiliario y el interiorismo fueron desarrollados por el mismo Niemeyer y por su hija, cuidando todos los detalles y procurando un ambiente intimista.
La respuesta e intensidad formal de la casa das Canoas fue apenas en su concepción una de las semillas de lo que hasta la fecha continúa floreciendo. La casa, al igual que la mayoría de su obra, se puede visitar y se puede escribir copiosamente sobre su trabajo. Más que una pregunta sobre su arquitectura, ¿qué se sentirá haber vivido 104 años?
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