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Space is only noise if you can see

Space is only noise if you can see

11 diciembre, 2014
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog

La arquitectura es música congelada. Seguramente cuando escribió eso Schopenhauer no calculó el mal uso que se le daría a su aforismo. De cierta manera es el destino común de muchos grandes aforismos: terminar reducidos a consignas de batalla o, peor, lemas publicitarios. Pero, más allá de la frase vuelta lugar común, hay distintas hipótesis y teorías sobre cómo la música y la arquitectura se relacionan.

Al primer espacio humano Peter Sloterdijk lo califica, tomando prestado el término, como soundscape: un paisaje sonoro, psicoacústico dice él, en el que los unos aprenden a ser humanos oyendo a los otros. Eugenio Trías decía que la arquitectura y la música eran artes primordiales, arcaicas: las primeras que transformaban el espacio y el tiempo, respectivamente, en algo con sentido para los humanos. Y el sociólogo Michel Freitag afirmaba que la primera arquitectura pudo ser el sonido repetitivo de los tambores dándole ritmo a la extensión indefinida del bosque o la jungla.

plaza

El ritmo. Durante mucho tiempo detesté esa idea que me parecía una metáfora gastada que intentaba explicar estrategias compositivas convencionales. Pero, ¿qué es el ritmo? Con esa pregunta empieza un párrafo del libro de Shigehisa Kuriyama La expresión del cuerpo y la divergencia de la medicina china y griega. “Rhytmos —explica— aparece por primera vez en la literatura griega entre los antiguos poetas elegíacos, para quienes el témino parece significar algo así como «disposición». Hacia el siglo V, hallamos varios autores que lo utilizan en el sentido de «figura» o «forma».” Kuriyama agrega que para Aristóteles “el ritmo es forma” —esquema, en griego— y se pregunta cómo, si el ritmo significaba aforma, llegaó a fundirse con el movimiento y la música. Cita un estudio de 1917 de Eugen Petersen: “los rhythmoi eran originalmente las «posiciones» que el cuerpo humano debía asumir en el curso de la danza, en otras palabras, los patrones o schemata que adoptaba el cuerpo.” Kuriyama también cita a Werner Jaeger, para quien “el ritmo es aquello que impone lazos en los movimientos y restringe el flujo de las cosas. Obviamente —dice Jaeger— cuando los griegos hablan del ritmo de un edificio o de una estatua, no es una metáfora transferida desde el lenguaje musical; la original concepción que reside por debajo del descubrimiento griego del ritmo en la música y en la danza no es el flujo, sino la pausa, la limitación gradual del movimiento.” La limitación gradual del movimiento: sin ritmo, todo es flujo sin control, movimiento sin sentido, ruido.

arquine70

Space is only noise if you can see, canta Nicolas Jaar. Los arquitectos a veces piensan al espacio como algo análogo al silencio: vacío. Lo construido es el sonido que, ordenado, impone su ritmo a ese silencio/vacío. Pero así como el silencio no es simplemente el silencio —pensemos en Cage— el espacio nunca es simplemente el espacio vacío: space is only noise if you can see. Ese es el subtema del número 70 de la revista Arquine: la plaza, el parque, el mercado.a Los tres son ejemplos de espacios que, literal y metafóricamente, nunca están en silencio, es decir, nunca están vacíos. Están, al contrario, siempre ya ocupados por algo y por alguien. Un ruido no tan de fondo y que nunca debe entenderse sólo como algo sin orden —sin ritmo— en espera de la intervención del arquitecto. La plaza —y la calle: toda calle debiera entenderse como una plaza en potencia, más que como mera vialidades el lugar de lo político por excelencia y por tanto de la convivencia y del conflicto. El parque no es sólo el lugar donde la naturaleza y la cultura se encuentran —¿quién domestica a quién?— sino un espacio donde escapar de lo ordinario: una heterotopía posible. El mercado no es sólo ese monstruo de cien cabezas y mil manos invisibles sino también, en el otro extremo, quizás, un espacio de encuentros cercanos entre desconocidos y en constante reorganización. Plaza, parque y mercado, pueden ser ejemplos de arquitecturas —o, mejor, de estrategias arquitectónicas— en las que el ritmo ya no sea la limitación gradual del movimiento sino su aceptación. No para someterse a un ruido que nada pueda decir sino, más bien, para encontrar sentido sin negar la complejidad y la contradicción.

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