27 octubre, 2014
por Arquine
por Mónica Arzoz | @marzozcanalizo
Sabemos que las ciudades cambian constantemente, ya sea de forma lenta y gradual o con catástrofes, como ocurre con las guerras o los fenómenos naturales. Sin embargo, lo que creemos saber y que a pesar de la multiplicidad de teorías e ideologías que existen, no hemos logrado encontrar, es cómo entender, analizar e intervenir en respuesta a estos cambios desde el punto de vista urbanístico y arquitectónico.
El análisis de una ciudad se sitúa dentro de la perspectiva constante entre cambio y continuidad. Su estudio, a lo largo de la historia, ha atravesado por múltiples corrientes y perspectivas. Idealistas como Jane Jacobs, apuestan por la revitalización de las ciudades y el cambio de escala de lo global a lo específico. Mientras que Castells plantea lo urbano como problema y Venturi lee a la ciudad como el lenguaje que no tiene moral ni ideología, propone como premisa que para intervenir eficazmente la ciudad es necesario abandonar la pretensión de transformarla a partir de presupuestos ideológicos o filosóficos, y en lugar de ello aceptarla tal como es. Éstas, entre otras, son las perspectivas que conviven y siempre convivirán en la realidad de las ciudades pues, al final de cuentas, forman parte de la su esencia. Dichas perspectivas se seguirán transformando y modificando de acuerdo al presente en que viven las ciudades, creando el discurso urbano del día a día, y brindándonos las bases para crear ciudad.
Las ideas popularizadas por Jacobs -que en su momento incorporaron o incluso transformaron conceptos urbanos agregando el prefijo “re” que denota vuelta o retorno- introdujeron conceptos como re-novación, re-construcción o re-creación a la acción de hacer ciudad. Jacobs se adentró a la cara social del urbanismo, dando una visión humana a la ciudad. La posibilidad de crear ciudad de una manera distinta, en la cual lo social juega un papel primordial, hoy despierta de nuevo la búsqueda de un urbanismo más empático y creativo. Activar el prefijo “re” a una serie de verbos ya existentes, intensificando su significado y, por ende, su efecto. Es lo que nos permite ver y leer la ciudad con otra mirada, otra visión, otra actitud. El prefijo “re” define la realidad contemporánea, es capaz de enlazar las actitudes y formas más adecuadas del pasado para encarar el devenir de la ciudad futura.
El prefijo “re” se relaciona con las ciudades al ser una aceptación del pasado y, a la vez, una fuerza impulsora capaz de darle una nueva dimensión y modificar el futuro de las mismas. El vínculo de la ciudad, del urbanismo y de la arquitectura con el prefijo “re” es inevitable, pues estas dos doctrinas, artes o ciencias, buscan el mejoramiento del hábitat del ser humano. La idea o estrategia de un diseño urbano “re” no olvida el pasado, la esencia del territorio, pero busca un futuro óptimo, en el que espacios ofrezcan a sus habitantes oportunidad de crear nuevas redes y dinámicas o reforzar las existentes. Re-imaginar, re-crear o re-construir son sólo algunas de las acciones capaces de tomar lo existente y mejorarlo, que a su vez enriquecen y expanden la experiencia de la vida urbana de la ciudad. El re-urbanismo busca re-inventar el funcionamiento de la ciudad, sin interrumpir lo que ya funciona actualmente y tomando en cuenta lo establecido para la toma de decisiones del presente -por ejemplo, el impacto en el medio ambiente e infraestructura. Leyendo la ciudad como un espacio que no tiene lenguaje ni ideología es como acertaremos en las acciones que logren retomar la calidad de vida urbana como punto central de una ciudad. Berlín resulta ser un gran ejemplo de esto, al haber quedado completamente destruida espacial, económica y socialmente después de la guerra, hoy en día, tras la re-construcción y re-interpretación de la ciudad, representa una ciudad cosmopolita y vanguardista, que logra mantener su esencia e historia en su traza urbana.
Las ciudades se encuentran en continuos procesos de transformación y el humano siempre está en busca de construir su paraíso, un futuro utópico, y re-crear el espacio urbano que le brinde la posibilidad de gozar su entorno, mejorar su calidad de vida e incluso buscar la felicidad.
La respuesta o estrategia para lograrlo no se sabe con certeza, pues la ciudad es asimilable a un texto que todos escribimos día a día. El conocimiento de este texto, de sus posibles sentidos, establece por principio la multiplicidad de posibles re-composiciones que sobre ella se pueden efectuar. Lo que si es un hecho, es que la ciudad y la vida que en esta ocurre es ir replicable, por lo que el re-urbanismo, que busca re-hacer ciudad, tomando como base lo existente, a favor de una concepción más dinámica, más fluida y más operativa, sin interrumpir su funcionalidad, sino potenciándola al máximo, parece ser la forma mas acertada de acercarnos a las ciudades del futuro.