15 enero, 2019
por Arquine
Murió el arquitecto Reinaldo Pérez Rayón a los pocos días de haber cumplido 10o años de edad. Nacido el 4 de diciembre de 1918, Pérez Rayón fue uno de los autores más notables de aquella arquitectura mexicana que se expresó en grandes conjuntos destinados a la educación superior y a la investigación, así como por una ideología teórica y práctica.
Egresado de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional en 1945, fue alumno de Juan O’Gorman, Juan Legarreta, Álvaro Aburto, Raúl Cacho y Hannes Meyer, quienes establecieron las bases trazadas hacia un nueva teoría de la arquitectura. Su concepción de arquitecto racionalista se asentó en una idea de la modernidad funcional y la desaparición de los estilos arquitectónicos como aditamentos ornamentales, para dar paso a la utilización funcional de técnicas y métodos formales que respondieran a la forma. Pensaba que lo agradable implica el gusto visual y el compromiso de la arquitectura para satisfacer las necesidades espaciales del hombre común, integrando los elementos estructurales, arquitectónicos y constructivos.
En sus proyectos resalta el minucioso cuidado del programa, así como el análisis de partidos generales por áreas, ventajas y desventajas. Su idea del ordenamiento espacial, de las dinámicas en la articulación de los espacios, así como del uso de sistemas modulares, le permitió dar vida a una tendencia industrializada de la arquitectura, capaz de satisfacer las demandas sociales. La preocupación por la ciudad lo llevó a la jefatura del Plano Regulador de la ciudad de México (1950-1956), desde donde buscó ordenar y limitar el crecimiento del área urbana, trazando los límites en el Instituto Politécnico Nacional (cuyos edificios principales llevan su firma) y la Ciudad de la Ciencia y la Tecnología.
Su ideario queda sintetizado en la siguiente afirmación: “toda realización arquitectónica implica una manera de entender la arquitectura. Si el programa de necesidades es comprensible y, en función de ello, se trata de solucionar en la mejor forma y se recurre a los elementos óptimos de que se dispone, sin tratar de ocultarlos, en la medida en que se ven, la solución será sincera”.
Texto tomado de 100 x 100: arquitectos del siglo 20 en México.