Los espacios que construimos entre todos, para todos, son los lugares de lo común, de la comunidad. En unos tiempos en que la solidaridad pasa por el confinamiento y la autoexclusión, y el fortalecimiento de lo privado y lo íntimo, es oportuno repensar los espacios comunes.
En este número de la revista Arquine publicamos varios proyectos de centros comunitarios, culturales, recreativos y cívicos, y lugares de encuentro, sumado a reflexiones sobre lo común y la comunidad. Cuando buena parte de la población del planeta se ve obligada al aislamiento individual y la “sana distancia social”, el mundo sigue palpitando en estado latente y parte de los habitantes vivimos ahora con menos espacio y con más tiempo, protegiéndonos de una pandemia que es un problema de salud, pero también un problema social, económico y urbano que ha dejado al descubierto la enorme desigualdad social y económica que existe en nuestro país y en el mundo entero. El distanciamiento social —como parte de la solución— tiene consecuencias más allá de la distancia entre las personas, ya que legitimiza la privatización de la vida pública, la vigilancia de la población y el blindaje de las fronteras. Ante ello, cabe preguntarnos ¿cómo podemos pensar, hoy, los lugares de lo común? Sabemos que las calles sin gente no hacen una ciudad y que la ciudad es el espacio común de quienes no tienen nada en común. La calle es un bien público que se transforma en un común urbano por la acción social, con ciudadanos dispuestos a hacer ciudad, a hacer polis, a hacer política.
Si la pantalla subcuadriculada de todas las conversaciones y reuniones recientes en zoom nos ha llevado a una nueva transversalidad en la que todos tenemos el mismo tamaño dentro del políptico en el que conviven distintos puntos de vista en el mismo plano, los lugares de lo común de nuestro futuro inmediato deberían conservar, tridimensionalmente, esta participación isomorfa. A su vez, ante una pérdida de las libertades —debido a la pandemia— en la que socializamos virtualmente, la recuperación de los espacios físicos y comunes será, de nuevo, un reto pendiente.•