La arquitectura define y moldea espacios y presupone atemporalidad. Sin embargo el tiempo todo lo contiene. Algunas arquitecturas nacen con vocación de perpetuarse mientras que la mayoría asume, como nosotros mismos, que su caducidad es tan aleatoria como azarosa. Sin embargo, otras arquitecturas nacen para cumplir unos objetivos muy precisos tras los cuales pierden su razón de ser. Arquitecturas efímeras que celebran eventos o que contienen instalaciones, escenografías teatrales y pabellones que transforman fugazmente espacios públicos.