Las imágenes que reúne este catálogo formarían parte de una exposición que empezó a planearse a finales de 2019. La idea inicial era que un grupo de arquitectas y arquitectos menores de 35 años y que trabajan en y desde la Ciudad de México, presentaran sus ideas sobre la arquitectura y la urbe de cara a la crisis climática que enfrentamos, acompañadas de 20 imágenes, con 20 segundos de duración cada una. Juntas, las 20 imágenes formarían una mosaico de formato rectangular que, impreso a gran tamaño, sería expuesto junto a los otros en una exposición a inaugurarse durante el festival Mextrópoli, en marzo del 2020. Pero apareció la pandemia que detuvo la exposición, el festival y al mundo entero. Mucho se ha hablado de que la pandemia causada por el SARS-CoV-2 no es un hecho desligado de la crisis climática: la desaparición de entornos naturales debido a la explotación sin medida de recursos o al crecimiento urbano han hecho que el riesgo de que vectores infecciosos pasen de poblaciones animales a humanas sea cada vez mayor. El dato de que más del 50% de la población humana ya habita en entornos urbanos se repite con frecuencia sin ahondar en las diferentes condiciones que éstos implican ni en los múltiples efectos, a veces en sentidos opuestos, que derivan de esas maneras de ocupar el suelo. En principio, esta exposición no pedía respuestas ni soluciones a sus participantes, algo imposible en este formato dadas las dimensiones del problema o, más bien, los problemas que causan y resultan de la crisis climática. Se buscaban más bien, como el título anuncia, propuestas: ideas y tomas de posición desde la arquitectura, pensando aquellos factores que en el proceso de diseñar, producir y ocupar el entorno construido de nuestras urbes, afectan en mayor medida al equilibrio ecológico y climático del planeta. Estas propuestas se refieren a veces a condiciones específicas de la Ciudad de México, o genéricas de las grandes aglomeraciones urbanas; apuntan críticamente a una relectura de la disciplina o de la propia obra o señalan irónicamente las distintas maneras de ignorar el problema y lavarnos las manos. En conjunto, presentan un panorama que muestra cómo representantes de una generación de arquitectas y arquitectos de la Ciudad de México asumen la responsabilidad que les toca ante la emergencia y la urgencia
de pensar una ciudad (in)sostenible.