Inflexiones: convertirse en lo que aún está por ser
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13 junio, 2020
por Andrea Griborio | Twitter: andrea_griborio | Instagram: andremonida
La gran lección de PREVI (Proyecto Experimental de Vivienda) de Lima, es que ve a la vivienda no sólo como un producto de la necesidad o un bien patrimonial, sino como una actividad, un proceso que construye comunidad.
A mediados de la década de los sesenta, Perú tenía un gobierno elegido democráticamente, presidido Fernando Belaunde Terry, arquitecto. Es en este contexto que el presidente, de la mano con el Banco de la Vivienda de Perú, decide trabajar con la Organización de las Naciones Unidas para desarrollar diferentes estrategias sobre el tema de la vivienda social y temas de planeamiento urbano, de la mano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y con la asesoría del arquitecto británico Peter Land [1].
En septiembre de 1968 se firma el Plan de Operaciones entre el Gobierno peruano, la ONU y el PNUD, con Peter Land como director del proyecto y enlace entre la ONU y el Gobierno Peruano. En octubre de 1968 un golpe de estado militar destituye a Belaunde y el gobierno queda en manos de una junta militar. Si bien el nuevo gobierno continúa con el compromiso de llevar a cabo PREVI, también cambia a todas las autoridades de sus puestos claves, y realiza algunos ajustes al proyecto que reducen significativamente sus expectativas iniciales. PREVI se logra terminar en 1973.
El proyecto original de PREVI consistía en tres planes de acción en torno al tema de la vivienda social, conocidos como proyectos pilotos. El PP1, debía desarrollar un nuevo barrio de casas de bajo costo, contemplando los servicios comunes, con nuevos y mejores diseños y con especial atención a nuevos o existentes métodos de construcción, que permitieran eficientar recursos y costos, este se seleccionaría a partir de los resultados de un concurso internacional y es la rama del PREVI que más se reconoce dado los nombres de quienes participaron y la manera en la que ha evolucionado como conjunto. El PP2, consistía en un estudio para la renovación de unas viviendas y su comunidad en zonas deterioradas de la ciudad, mismo que plasmó sus resultados en un informe que se entregó al gobierno con las recomendaciones a poner en práctica. El PP3, estaba enfocado al problema de la autoconstrucción de vivienda, realizando proyectos enfocados en los requerimientos que surgían de esta necesidad y aportando la asistencia técnica para migrantes, ocupantes sin títulos de tierras y personas con los más bajos ingresos. Las consecuencias del terremoto que azotó a Lima en 1970 derivaron en el desdoblamiento del PP3 que continuaría trabajando con el tema de la autoconstrucción, pero a partir de propuestas sismo resistentes, y que posteriormente se conoció como PP4, ya que estuvo enfocado a dar soluciones de vivienda para los damnificados como parte de los planes de reconstrucción y con el respaldo y asesoría de la ONU [2].
El Proyecto Experimental de Vivienda de Lima, se concibió como una oportunidad para entender y construir soluciones específicas, viables y económicas para la realidad latinoamericana. De esta experiencia, ha trascendido en el tiempo el proyecto piloto 1, el nuevo barrio; mismo que debía plantearse con las premisas de: baja altura y alta densidad, pensando en el módulo y en el modelo de la futura expansión urbana, la agrupación de la vivienda dentro del barrio, un entorno peatonal de escala humana con su planteamiento paisajístico de barrio y con un método de construcción sismo resistente que permitiera la racionalización y la industrialización de los procesos de construcción. La vivienda debía pensarse como un espacio flexible, que planteara su crecimiento progresivo, a partir de la utilización de sistemas constructivos que más que costosos mecanismos industrializados permitieran ampliar la fuerza laboral, mejorando las técnicas e introduciendo nuevos modelos más prácticos.
Peter Land hizo la selección de los arquitectos internacionales que participaron en el concurso en 1969, eligiendo los despachos que consideró más calificados en la búsqueda de soluciones reflexivas en torno al tema de la vivienda. No eran necesariamente arquitectos estrella, se tenía en cuenta el haber realizado trabajos en la vía común de vivienda individual de baja altura y alta densidad, como la alternativa realista y nueva al problema de la vivienda. Ejemplo de esto es haber considerado a Germán Samper y su equipo, quienes en 1958 ya habían desarrollado en Bogotá el Barrio La Fragua [3], donde exploraron la tipología de vivienda flexible de crecimiento progresivo que además incorporó entre sus funciones la posibilidad de ser productiva.
Los concursantes internacionales fueron: Herbert Ohl de Alemania (premiado, sin construir), James Stirling de Inglaterra, Knud Svenssons de Dinamarca, Rafael Esguerra, Álvaro Saenz, Rafael Urdaneta y Germán Samper de Colombia, Atelier 5 de Suiza (premiado), Toivo Korhonen de Finlandia, Charles Correa de India, Fumihiko Maki, Kisho Kurokawa, Kiyonori Kikutake, de Japón (premiado), José Luis Íñiguez de Onzoño y Antonio Vázquez de Castro de España, Oskar Hansen y Svein Hatloy de Polonia, Aldo van Eyck de Holanda, Georges Candilis, Alexis Josic y Shadrach Wood de Francia y Centre for Environmental Structure -Christopher Alexander de los Estados Unidos. Y los peruanos Miguel Alvariño; Ernesto Paredes; Luis Miró Quesada; Carlos Williams y Oswaldo Núñez; Juan Gunter y Mario Seminario; Carlos Morales y Eugenio Montagne; Juan Reiser; Eduardo Orrego; Luis Vier y Consuelo Zanelli (sin construir); Franco Vella, José Bentín, Raúl Quiñones y Luis Takahashi; Elsa Mazzari y Manuel Llanos (premiado); Frederick Cooper, José García-Bryce, Antonio Graña y Eugenio Nicolini; Fernando Chaparro, Víctor Ramírez, Víctor Smirnoff y Víctor Wiskowsky (premiado); Jaques Crousse, Jorge Páez y Ricardo Pérez-León (premiado).
Un jurado internacional, se reunió en Lima en agosto de 1969 y después de otorgar seis premios metálicos (tres internacionales y tres locales), aconsejaron que dada la alta calidad de los proyectos se construyera un pequeño grupo de cada una de las propuestas presentadas, con la idea de sacar el mayor beneficio posible a cada una.
Finalmente se construirían 500 viviendas, y no las 1,500 previstas originalmente, se firmó contrato con los 26 despachos concursantes para el desarrollo del proyecto, debían estar asociados con ingenieros, y cada propuesta debía incluir la casa definitiva y la agrupación para unas 20 unidades. Las casas debían contemplar unidades de crecimiento por fases, unidad básica de una planta y hasta dos o tres plantas de crecimiento. A su vez una unidad completa para que sirviera de ejemplo en cada agrupación como modelo a seguir para la futura ampliación.
En un momento en el que la tendencia mundial en materia de vivienda social eran los edificios en altura, PREVI significó la puesta en marcha y comprensión de las ventajas de la densidad en baja altura, ya que consideraba sus beneficios en temas de acceso, escala humana, privacidad, mantenimiento, propiedad y principalmente la posibilidad de ampliación ante el cambio de necesidades que puede experimentar la estructura de una familia en el tiempo. En PREVI prevalece la idea de la ciudad viva y compleja, donde una diversificación de usos y estilos ha aparecido de manera espontánea, convirtiéndolo en un barrio activo y flexible, integrado a la ciudad de un modo orgánico y donde pasa inadvertido su origen. Casi medio siglo después PREVI es un barrio constituido y lleno de posibilidades, un ejemplo que debemos detenernos a revisar para entender sus aciertos y errores, y sin duda es el antecedente más importante en Latinoamérica en temas de vivienda progresiva de baja altura y alta densidad; PREVI es el resultado de un proceso que partió de reconocer la importancia universal de la vivienda sumada a la aportación de sus usuarios como detonante para hacer ciudad, un evento en sí mismo que sigue haciendo honores a su carácter experimental, que persigue la idea de una ciudad abierta, maleable, cambiante y rica en cultura, un proyecto que da valor a la casa como proceso, donde lo abierto e indefinido está por encima de lo limitado y concluido, y donde será el habitante, el que ponga valor a la propiedad y a la ciudad a través del tiempo y con su participación.
[1] Land, Peter. El Proyecto Experimental de Vivienda (PREVI) de Lima: antecedentes e ideas. El tiempo construye. Gustavo Gilli, 2008. p. 10.
[2] Land, Peter. p. 12.
[3] El Barrio La Fragua es de los primeros proyectos desarrollados por Germán Samper a su regreso de Francia. El proyecto fue gestionado en su totalidad por Yolanda Martínez de Samper esposa del arquitecto, quien expresó “quisimos diseñar un conjunto que fuera una unidad residencial comunitaria y no una simple aglomeración de viviendas”. Casa+Casa+Casa= ¿Ciudad? Germán Samper una investigación de vivienda. Universidad de los Andes. p. 117
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