14 junio, 2013
por Arquine
La carrera de Francisco Serrano tiene un rasgo dinástico, en tanto que viene de una línea de arquitectos que se extiende hacia atrás por dos generaciones: su abuelo y su padre, fueron ambos arquitectos-ingenieros practicantes en los primeros años después de la Revolución.
Nacido y criado en una casa diseñada por su padre, Serrano recuerda que de niño jugaba en el vestíbulo de varios pisos de altura, en una de las obras más queridas de su padre, el Edificio Basurto. Una pieza de art déco terminada en 1941, en la colonia Hipódromo Condesa de la ciudad de México. Las raíces de Serrano en esta ciudad jardín de construcciones bajas, con una acentrada identidad urbana, aún siguen incidiendo en su práctica cotidiana como arquitecto. Este vínculo se ve reforzado en su actual oficina, un diminuto edificio de tres pisos en la misma zona de la ciudad. En resumen, esta oficina es una manifestación de la mejor factura artesanal mexicana, con ese refinamiento que aún puede obtenerse en los talleres locales.
Serrano tal vez sea único por aceptar que toda su carrera ha estado invariablemente pautada por colaboraciones con otros arquitectos, de un modo o de otro; en un principio con sus asistentes, pero también con el reconocido maestro Teodoro González de León. Con él, Serrano ha colaborado recientemente en la generación de lo que podríamos llamar la nueva monumentalidad mexicana en su acepción más retórica. Sin embargo, los aspectos más sutiles de la producción de Serrano en los pasados veinte años son resultado de la colaboración con su ex alumna y actual socia Susana García Fuentes. También ha habido otros colaboradores, en particular con su hijo Juan Pablo Serrano Orozco y, en una ocasión, Rafael Monjarraz. Este reacomodo constante del equipo puede dar cuenta de cierta fluctuación en el tono y en el cariz de su obra a través del tiempo.
Serrano manifiesta una fuerte preferencia por un enfoque de “mandala” geométrico en el que la forma tiende a evolucionar a partir de una superposición de ejes, cuadros rotados, diagonales, círculos y radios de curvas. Si no fuera por que estas figuras están desarrolladas en tres dimensiones, estaríamos tentados de caracterizar este método como rayando en lo pictórico.
Casi todo el trabajo de Serrano hasta la fecha ha sido construido mediante marcos de concreto reforzado colado in situ, complementados por muros de carga y columnas cilíndricas autónomas al interior. Lo que distingue este tipo de construcción de la precedente arquitectura mexicana hecha de beton brut, es que Serrano fue capaz de lograr un acabado blanco reluciente, mediante la introducción de granos de mármol en la mezcla de concreto. Después, la superficie con apariencia de piedra es sacada a punta de cincel, con el fin de exponer el agregado.
La obra más significativa y terminal de la oficina de Serrano hasta la fecha es, sin duda, la Terminal 2 del aeropuerto Benito Juárez de la ciudad de México. Como en el campus universitario, – de la Universidad Iberoamericana, realizado en Santa Fe entre 1983 y 1988 – este complejo se distingue por el material único con que está construido, un tipo de placas de concreto armado perforadas que se despliegan como una envolvente continua por muros y techos. Aquí, por una vez, contra los dictados de la moda arquitectónica, estamos ante una terminal aérea que no ha sido concebida como una gigantesca máquina. Serrano ha buscado lograr un volumen unificado, animado por el cambio constante de efectos lumínicos.
De cualquier modo, lo que coloca a esta terminal aérea en un lugar aparte es la tranquila intimidad de sus espacios. Hay una modestia compacta y minuciosa en esta obra, que no se encuentra en muchas terminales alrededor del mundo. El espacio es generoso a la usanza mexicana, pero no excesivo. Es una invención que reconfigura el “tipo” aeropuerto, como lo había hecho Legorreta con el hotel de lujo cuarenta años antes. Habiendo recibido muchos reconocimientos a lo largo de su carrera, J. Francisco Serrano es uno de esos arquitectos cuyo cuerpo de obra, realizado en buena parte con su socia Susana García Fuertes, aún está a la espera de ser reconocida como merece.
Hoy, J. Francisco Serrano recibe el reconocimiento del Premio Nacional de Arquitectura.
* Fragmentos del Texto de Kenneth Frampton en el libro “Francisco Serrano. Obra completa.” 2008. Arquine.