El Museo de la Ciudad de Guadalajara celebró este verano los 70 años como arquitecto de uno de los profesores más destacados que Díaz Morales reclutó: Erich Coufal, arquitecto graduado de la Technische Universität Wien, nacido en Viena el 11 de mayo de 1926, quien a sus 88 años afirma con alegría: “Nací dos veces: una vez en Viena y otra vez aquí”, refiriéndose a su estancia permanente en Guadalajara, ciudad en la que ha vivido desde que llegó a dar clases de dibujo en 1950.

Coufal decidió quedarse en Guadalajara donde alcanzaría la quintaesencia de la modernidad a partir de un trabajo exquisito y racional; se siente feliz de haber conseguido, entre 1950 y 1960, allanar el camino para la valoración del arquitecto como un personaje que propone y transforma la ciudad. Entre sus mayores retos, la formación del cliente fue su mayor preocupación, educándolo para invertir su dinero en la arquitectura, y por otra parte, haber promovido la fusión entre esta disciplina con las artes plásticas. El repertorio de materiales del arquitecto se reducía a una buena selección de mármol, piedra caliza, piedra braza, concreto armado, aluminio estructural. Quizás uno de sus mayores aciertos fue aprovechar los propios acabados de los materiales para dar color y textura a los espacios y al exterior de los volúmenes. Prácticamente nunca recurrió a pinturas u otros recubrimientos ajenos al material mismo. Por otra parte, su fascinación por las especies vegetales mexicanas, lo llevó a  lograr una suave continuidad con su arquitectura.

Pabellón Homenaje al Arq. Erich Coufal Kieswetter 

Intervención en el patio de Museo de la Ciudad de Guadalajara |
Lugar: Guadalajara, Jalisco
Superficie: 240m²
Año de construcción: 2014

¿Cuál es la herencia de la arquitectura moderna tapatía y de qué manera influye en la arquitectura contemporánea? Por medio de una interpretación de la arquitectura construida de Erich Coufal se interviene el espacio del pórtico-patio del museo evocando atmósferas que el movimiento moderno y sus protagonistas aportaron en la segunda mitad del siglo XX a la ciudad de Guadalajara. La intervención inserta un pórtico moderno dentro de uno del S. XVIII para generar diferentes relaciones con el espacio del patio.

El espacio del pórtico se modifica mediante la elevación del piso y la disminución de su altura utilizando un sistema modular de aluminio blanco; su geometría ortogonal contrasta con el trazo irregular del inmueble original, logrando establecer un diálogo entre dos etapas constructivas. La cara que mira al sur busca la sombra por medio de un sistema de marcos metálicos con celosía que tamizan la luz y las visuales al recinto. Una mampara de metal y acrílico negro contiene las vistas y segmenta el espacio del patio. El primer tercio se convierte en escenario para la convivencia entre arte y arquitectura con la pieza escultórica ‘La espiga’, de la autoría de Estanislao Contreras, uno de los escultores más cercanos al arquitecto.

En los dos siguientes tercios se recrea un jardín inspirado en los diseñados por Coufal, donde destaca la utilización de grandes manchones de vegetación que conducen y rematan recorridos.

El pabellón quiere ser a su vez  lugar y recorrido, diálogo y manifiesto, recuerdo y homenaje.

Proyecto:

Arq. Francisco Gutiérrez Peregrina [CoA arquitectura]
Arq. Magui Peredo / Arq. Salvador Macías [ESTUDIO MACIAS PEREDO]
Arq. Diego Torres Guízar [TAAB]
Arq. Juan López Vergara Newton
Arq. Jorge Rivera [Departamento de Arquitectura]

Directora del museo de la ciudad:

M. Arq. Mónica del Arenal

Escultura:

Mtro. Estanislao Contreras

Montaje:

Tadatoshi Miyaki González

Colaboradores:

Arq. Alberto Avilés
Arq. Oscar Maciel

Fotografía:

Francisco Gutiérrez Peregrina / Fábrica de arquitectura