Gobierno situado: habitar
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3 abril, 2014
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog
Hace unos meses se convocó a otro concurso en México, para el pabellón de México en la Exposición Universal de Milán del 2015. Yo —que dicen que de todo me quejo— pensé y escribí que la convocatoria estuvo mal planteada. Una vez más: ya es costumbre. Sin embargo, en un contexto donde los concursos son excepción, tal vez hay que entrar incluso a aquellos con fallas.
El plan maestro para la Exposición de Milán fue desarrollado por un comité presidido por cuatro arquitectos: Stefano Boeri, Richard Burdett, Mark Rylander y Jacques Herzog. Las bases que se enviaban desde Milán eran claras y exhaustivas. No así las que agregaba ProMéxico, quienes jamás aclararon a los concursantes quién estaría a cargo de las curaduría del pabellón mexicano y cuál sería el enfoque —lo que, según las bases milanesas debiera haber estado resuelto. Así los concursantes nos vimos proponiendo un traje a la medida para un usuario fantasma, sin que la división entre contenedor y contenido estuviera claramente demarcada.
El 6 de febrero el jurado ya había elegido al ganador, el equipo de Francisco López Guerra con el chef Jorge Vallejo y el biólogo Juan Guzzy. El segundo lugar fue para Julio Gaeta y Luby Springall y el tercero para Gerardo Broissin. Hubo además dos menciones. Como es lógico, concursantes o no, muchos queríamos conocer los proyectos ganadores, especialmente el primero. Pero había una extraña e inexplicable cláusula en el concurso que impedía divulgar imágenes antes de 45 días. Hoy, a 70 días —50 días hábiles, por si había dudas— del anuncio del ganador, ProMéxico aun no hace público el primer lugar, así que no podemos saber cuáles fueron las virtudes y ventajas que le encontró el jurado. Mientras, en lo que se deciden a mostrarlo, aquí va algo del segundo y del tercero.
La idea proyectual es exhibir la historia y el hoy de la alimentación y su relación con la cultura de los pueblos a partir de una arquitectura que sintetice dos programas esenciales en la cultura de México: el templo y el mercado.Se genera un proyecto a partir de una gran nave contenedora y del diseño de una fuerte sección que nos dispara este concepto dual de Templo y Mercado en el que se reflejen de modo simultáneo la informalidad–espontaneidad del primero y la majestuosidad–espacialidad del segundo. La sección y la nave propuesta es simple y contundente. Esta se genera a partir de una estructura conformado por tres triángulos ligados en forma de M, una M de México y también de Mercado; contenedora de fuerte simbología. Estas secciones generan una construcción idónea en términos estructurales, constructivos y atienden especialmente la condición de temporal. Generando una estrategia que quiere minimizar el impacto sobre el suelo, la estructura no “ocupa”, por el contrario, apenas se posa sobre terreno liberando la planta baja y generando a su vez, plantas libres en las subsiguientes plantas de exposición.
Desde fuera el pabellón de México aparece como una nave asociable a una figura única de gran axialidad asociable templo, un mercado ó una fábrica; un edificio amable en su morfología, que no ocupa suelo, apenas flota ó se posa sobre el terreno. Un edificio que se cierra hacia las orientaciones oriente y poniente y se abre en su planta baja en un gesto de invitación al acceso y recorrido. En su interior, a nivel de calle y dentro de un espacio de múltiple altura se encuentra una larga mesa con carácter de mercado donde se exhiben, venden y degustan los alimentos de México. En esta mesa, a modo del mercado mexicano, chefs mexicanos presentarán sus creaciones culinarias.
El recorrido se inicia a nivel de planta baja y luego a partir de una rampa que va conectando con los distintos niveles y dentro del recinto se instala el “vitral vivo”;un vitral contemporáneo en el que se proyectan permanentemente y de modo simultáneo distintos audiovisuales relacionados con la alimentación y su gente. La piel que cubre la gran nave es el pallet de madera. Este material junto con el huacal son los elementos utilizados y asociables a la industria de la alimentación; el pallet es un producto económico, fácil de manejar y reutilizable y por lo tanto sustentable en un 100%.
Se genera un concepto de edificio modélico en términos de sustentabilidad a partir de las acciones proyectuales: Permeabilidad en el piso, materiales y recursos, confort y vistas, Iluminación y ventilación natural, el tratamiento del agua y la instalación de paneles solares.
Modular en su estructura, versátil en su fabricación, cálido en sus texturas y colores, y sustentable, entre otras cosas, por el uso del caucho reciclado proveniente de llantas y de la hermosa guadua orgullo de varias regiones del País como Puebla, Veracruz, la huasteca y Tabasco primordialmente. Se alza como emblema único de la eficacia que resulta de la comunión de lo vernáculo y lo contemporáneo, matrimonio innovador y fresco que otorga personalidad e idiosincrasia hacia lo que tanto queremos, nuestro México.
Son cinco los módulos que componen la plástica del proyecto, la ingeniería estructural y la exhibición de manera homogénea y contundente creando un vínculo insoluto entre arquitectura y los temas propuestos para la exposición. Son estos módulos los que guían y forman la energía de reflexión y oportunidades que muestra el pabellón. Un pabellón ávido de exponer de modo único la vasta cartera de suelos fértiles y gastronomía que tiene nuestro país por medio de videos multimedia proyectados de manera vertical hacia el cielo en las dos estructuras sobrantes señaladas como Gourmet Eyeglass of Mexico (Monóculo gastronómico de México) y Agricultural Eyeglass of Mexico (Monóculo Agrícola de México), estos monóculos se disponen en el área abierto-cubierta del pabellón coronados ahora por dos enormes pantallas que reciben los videos de exhibición del tema seleccionado. La exhibición se vuelve así infinita en posibilidades temáticas y versátil operativamente a costos muy bajos pudiendo alternar presentaciones diversas, periódicas o extraordinarias, con alta eficacia operativa en estos dos módulos de manera específica al visitante, y en conjunto con los otros tres como un espectáculo de video y sonido en el perímetro del lote asignado al pabellón en particular desde la plaza aledaña convirtiéndola en una extensión de nuestro pabellón.
El pabellón se muestra sólido y elegante, su imagen es de contemporaneidad y vanguardia, está reflejada en su forma continua y ligera como la de una semilla de una familia vegetal impresionante y extraordinaria; los árboles. La semilla recorre el viento en busca de la tierra que la verá germinar y convertirse en un estructura natural única en el mundo que no detiene nunca su camino al cielo, mantiene el suelo fértil transformando la energía del sol y purifica el aire alimentando la salud del planeta, está siempre en perpetuo crecimiento y dando frutos y vegetales a granel. Es el árbol el motivo de nuestra inspiración formal; no es coincidencia que los módulos sean esbeltos en su base y amplios en su corona. El edificio es ahora una pieza fuerte e intrépida que alimenta el pensamiento de quien lo visita recordando el poder que se encierra en tan solo una semilla.
El pabellón se compone por cinco estructuras modulares de acero de 14 metros por 14 metros cada en planta con una altura de 12 metros y una extensión en sistema de construcción ligera a base de varas de guadua (bambú) en distintos espesores que sostiene una lona para proyección y sombra de 14 metros de diámetro a 17 metros de altura. El sistema estructural de módulos trabaja de manera homogénea al unirse todos los módulos en sitio. El módulo base facilita la producción en serie de todas la piezas, abate costos y hace eficiente su armado tanto en taller como en sitio al ser iguales todas ellas. El giro a 90° en planta de cada módulo es el responsable del movimiento y aparente complejidad formal del pabellón ya que como hemos señalado los 5 módulos son exactamente iguales con variables únicamente en el manejo del entrepiso que en ocasiones funciona como rampa.
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