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¡Felices fiestas!
7 octubre, 2022
por Carlos Ortiz y Marco Estrada
Este cinco de octubre falleció Óscar Bulnes Valero; egresado de la facultad de arquitectura de la UANL en 1968 fue un personaje importante en la escena arquitectónica del norte del país, sus proyectos ayudaron a darle forma al paisaje urbano del Monterrey de finales del siglo XX. Es autor de obras como la Macroplaza, el Teatro de la Ciudad, el Palacio Legislativo del Congreso del Estado de Nuevo León, el edificio sede del Infonavit, el Centro de Tecnología Avanzada para la Producción del ITESM, el Centro de Sistemas Integrados de Manufactura del ITESM, el Museo de Historia Mexicana, entre otros. Edificios y espacios públicos que se convirtieron en las imágenes reconocibles de un Monterrey que dejaba de ser “la ciudad industrial” de México para convertirse en la ciudad moderna y compleja que es hoy.
En los ochentas la quiebra y cierre definitivo de la Fundidora de Acero de Monterrey fractura la idea de la “ciudad industrial” del norte del país, la cual tenia una relación cultural con la frontera norte muy difusa aunque cercana, que provocaba que la producción arquitectónica emulara lo que pasaba al otro lado del río Bravo. En ese contexto falto de identidad regional, varios arquitectos buscaron un nuevo camino que explorara otros valores para definir el quehacer arquitectónico de la ciudad, como Tito Camargo, Adán Lozano, Alfredo Noyola, Óscar Bulnes y otros más, quienes indagaron en referencias en el colorido universal de Luis Barragán, la arquitectura vernácula del noreste o en el formalismo monumental mexicanista que empezaba a imperar en el centro del país.
La arquitectura de Óscar Bulnes se distingue porque no fue nostálgica con el pasado industrial o vernáculo de la ciudad. Su formalismo está confrontado con la arquitectura del centro de México y quizás eso mismo provocó que se mediatizara muy rápido. Óscar sería de los primeros arquitectos regiomontanos en ser publicado en libros especializados de arquitectura mexicana junto a las grandes figuras del momento como Teodoro González de León o Ricardo Legorreta. Su capacidad para entender y adaptarse a las circunstancias de la época le permitieron llegar a los encargos más importantes del momento. Fue pionero en darle valor al equipo de diseño y en concretar asociaciones con colegas locales que le permitieron participar en concursos de la altura de la Embajada de México en Berlín, donde quedó en segundo lugar, o la Ampliación del Museo Louvre y del Prado.
Creemos que la obra de Bulnes se centra en cuatro grandes ejes:
– Su geometría contundente y abstracción. Sus edificios resaltan por su austeridad y contundencia, lo que los hace sobresalir y hablar de un lenguaje estético auténtico.
– Sus cualidades materiales. La paleta de materiales y colores de dicha obra tiene relación directa con la manera en que se construye, su durabilidad y por tanto, la forma en que se ven al paso del tiempo. a pesar de su monumentalidad y pesadez, su arquitectura “es ligera” porque es de estructuras de acero delgadas con revestimientos de precolados de concreto: una mezcla inusual en Monterrey (incluso hoy) entre tecnología y teatralidad.
– La relación entre función y contexto. Sus edificios siempre diluyen los límites entre el espacio público y el espacio “operativo”. Ya sea que permiten que el usuario transite entre ellos y tenga vistas privilegiadas sin tener que “entrar” al edificio, como al “encuadre” y posición que desde estos edificios se observa.
– El impacto de esta arquitectura como telón de fondo, en la gente. Los cubos de la colonia Contry son parte del imaginario colectivo de los colonos. El CETEC es el gran hito no solo del ITESM sino de la avenida Eugenio Garza Sada. La Torre AVE resalta en el horizonte porque es la única torre circular y que no es de “cristal y acero” en una autopista que empieza a llenarse de edificios altos. En este mismo apartado, es importante recalcar que el edificio que albergaba al despacho Grupo 103 fue un espacio donde la vida cultural de la época se reunía, en tertulias y actividades que marcaron a toda una generación de arquitectos.
Muy activo en el gremio, fue uno de los fundadores del capítulo Monterrey de la Academia Nacional de Arquitectura y el presidente que la abrió al público en general, permitiendo que estudiantes y ciudadanos interesados presenciaran el debate que al interior de la institución se generaba. A principios del actual siglo, con su participación como Secretario de Obras Públicas y Desarrollo Urbano del Estado, fue gestor de grandes proyectos urbanos como la conversión de la antigua fundidora a parque urbano y su denominación como patrimonio industrial, la construcción del puente Viaducto de la Unidad y la Presa Cortina Rompepicos que regula la corriente del río Santa Catarina cuando se presenta un huracán en la ciudad.
Maestro apasionado en las aulas de las universidades en las que dio clase, para el 2012 la Facultad de Arquitectura de la UANL creo la cátedra que lleva su nombre en la que por diez años acompañó a diversos profesores de planta y veinte generaciones de alumnos en recorridos por sus obras y la ciudad, compartiendo sus reflexiones sobre ellas. La pandemia no fue impedimento para él y citaba a sus alumnos en la escalinata del Museo de Historia Mexicana para impartirles su clase.
Óscar Bulnes Valero, gran referente de la arquitectura del noreste de México.