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7 octubre, 2014
por Arquine
Para constructoras como Grupo Danhos, Abilia y Carso, que han reconvertido zonas industriales de la Ciudad de México en proyectos inmobiliarios exitosos, las 740 hectáreas que comprende el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), representarán una mina de oro, al ser un lugar propicio para la construcción de desarrollos de vivienda, comerciales, de oficinas y hoteles, aseguraron expertos. A la par, este boom inmobiliario generará crecimiento en la plusvalía de las propiedades cercanas al aeropuerto, que podría elevarse a rangos de hasta 20 por ciento, aunque en el proceso de apertura y cierre del AICM, podría haber una caída en el valor inmobiliario de colonias cercanas, estimó Salvador Sacal, director del Instituto de Administradores de Inmuebles.”
Una parte de los terrenos en donde actualmente se asientan las terminales 1 y 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) se venderán a inversionistas y constructores para la realización de proyectos inmobiliarios como hoteles, viviendas y un centro de convenciones, una vez que dejen de operar. En entrevista posterior a una conferencia, Federico Patiño, director financiero del proyecto del nuevo AICM, comentó que dentro de los planes está crear una ‘miniciudad’ moderna, inteligente y que recupere el concepto de barrio; tendrá áreas verdes y banquetas anchas para que la gente pueda vivir ahí. De la reserva territorial equivalente a 740 hectáreas, una fracción se destinará para áreas verdes y escuelas y otra más para desarrollar fuentes de trabajo, de acuerdo con la vocación de la zona. Los recursos de la venta de terrenos servirán para continuar con la construcción del nuevo AICM, informó Patiño. Por lo anterior, es necesario analizar las diversas implicaciones de riesgo e impacto en términos de medio ambiente, factibilidad técnica y dinámicas de desarrollo urbano y social que el programado desuso del actual AICM plantea en el corto, medio y largo plazo. Como han mencionado, la construcción de un nuevo AICM tiene el potencial de generar una serie de beneficios que van desde mejores servicios para los usuarios hasta impulsar una mayor competitividad y desarrollo económico para todo el país.”
por Hugo Flores | hugofl.blogspot.mx | @Hugo_Flrs
El sector comunicaciones y transportes en nuestro país, por su naturaleza e implicaciones, representa una instancia de fundamental importancia para el desarrollo productivo y económico nacional. Tanto el Gobierno Mexicano, encargado de administrar, controlar y operar los medios de transporte y comunicación, como los grupos empresariales que en el participan hacen uso común de un discurso, el referido a situar en urgencia al sector transportes y exponiendo la necesidad plena de alcanzar mejores niveles de competitividad y eficiencia por la vía de reformas, transformaciones y diversos esquemas de inversión público-privada. Este sector está conformado por diversas y amplias áreas, entre ellas las telecomunicaciones que tienen que ver con la televisión, la radio, la telefonía fija y móvil, los satélites y la banda ancha; los servicios públicos de correos; la navegación y los puertos; el transporte ferroviario y carretero y, también, la aviación y los aeropuertos en todas sus instancias y modalidades incluyendo su planeación, construcción y operación.
El pasado 3 de septiembre el Gobierno Federal dio cierre al proceso de selección del proyecto para el nuevo AICM. A los ojos de la sociedad en general y de algunos arquitectos en particular, se trata de un proceso distinto por la magnitud y alcances supuestos del proyecto, pero sin diferencias en lo controvertido, falto de transparencia o en la incursión abierta de múltiples grupos de poder político y económico, los cuales incidieron en la toma de decisiones sobre el nuevo AICM. Paralelo al anuncio, se ha informado que el actual AICM cerrará una vez entre en operación el nuevo aeropuerto. Funcionarios federales han mencionado que los terrenos donde actualmente se encuentran las terminales 1 y 2 del AICM (740 hectáreas) probablemente se venderán a inversionistas y constructores para la realización de diversos proyectos inmobiliarios. La información oficial sobre el futuro de las actuales instalaciones del AICM, una vez que éstas dejen de operar, es al día de hoy incierta. Aun cuando existen opiniones no hay una posición oficial definida, o al menos pública, sobre el o los proyectos que se emprenderán con las 740 hectáreas e instalaciones del actual AICM. Cómo sabemos, esta amplia extensión, por su ubicación dentro de la Ciudad de México supone grandes oportunidades en materia de generación de diversos proyectos o iniciativas que acudan a favorecer o minimizar diversas problemáticas que la misma ciudad al día de hoy experimenta.
Como se mencionaba, es facultad y responsabilidad del Gobierno Federal asegurar que el uso futuro de las actuales instalaciones del AICM redunden en impactos favorables en un nivel económico, social y medio-ambiental para los habitantes de la Ciudad de México. Paralelo a los propósitos del Gobierno Federal, es urgente que el Gobierno de la Ciudad de México priorice la consecución de posiciones que reclamen el uso futuro de las actuales instalaciones del AICM a conveniencia de la Ciudad, a conveniencia pública de la Ciudad. Pero además, las decisiones que deban tomarse es necesario se sometan y centren en una deliberación pública seria, que el grueso de la población de la Ciudad participe y opine en relación a lo que necesita o quiere, es necesario que de manera conjunta sociedad, autoridades Federales, el GDF y diversos especialistas evalúen los posibles usos del actual AICM, se revisen las oportunidades para incrementar, por medio de diversos proyectos o iniciativas, la calidad de vida o el bienestar social y a la par de señalar los riesgos que determinadas acciones puedan plantear, como lo es la especulación inmobiliaria. Se ha señalado que el Gobierno Federal es la instancia con el primer grado de responsabilidad en lo que refiere a asegurar enfoques pertinentes para el futuro uso de las actuales instalaciones del AICM, pero el descrédito de éste, su abierta indolencia o incapacidad para decidir en favor del grueso de la sociedad, aunado al uso indiscriminado de medios o mecanismos opacos o favorecedores a específicos grupos, plantean como necesario otro tipo de accionar, uno encabezado por la esfera social, cívica tan disminuida en estos días.
Es conveniente que diversos sectores de la Ciudad se integren en la exigencia de participar en la toma de decisiones dentro de aquellos temas que impactan la misma Ciudad. Es necesario recurrir a aquellos cívicos y legítimos mecanismos que estimulan ciudadanía, restan opacidad a nuestras instituciones de gobierno y aminoran la concentración del poder político y económico. Es necesario participar discutiendo y decidiendo en el tema del AICM, su desuso programado y las oportunidades, sin precedentes para la Ciudad, que esta situación plantea. Es necesario incitar la creación de instancias de discusión y participación entre sociedad, gobierno, especialistas e inversores. Esto debe orientarse en permitir el aseguramiento de toma de decisiones convenientes en el plano político, social, productivo y medioambiental. Al día de hoy solo se cuenta con una posición, la de testigos mudos que desconocen la retaguardia cívica.
¿Perderemos la oportunidad de incidir en la configuración de una ciudad más conveniente, socialmente participativa, democrática y civilmente activa? ¿Permitiremos acrecentar más el poder político y económico de grupos que no son representativos en lo social ni en lo territorial? ¿Ganará la voracidad?