El proyecto XX de noviembre es una propuesta arquitectónica que busca dialogar con las cualidades generales del centro de la ciudad de Guadalajara y, en un nivel más particular, con la tradición del barrio de Analco, este dialogo se entabla bajo la premisa de la actualidad arquitectónica. El sitio permite que el edificio atestigüe una monumental conversación entre épocas manifestadas con vocablos que van desde la piedra y el ladrillo hasta el acero y el concreto armado.
A penas a una cuadra de la Calzada Independencia, es participante de la eterna tensión entre sus dos lados. Así como también deudor de la vibra generada por la plaza de Los Dos Templos, el Mercado Libertad y la Parroquia de San José de Analco. No queda oculta la naturaleza compleja del entorno ante los ojos del observador. Las tensiones urbanas que contrastan la tradición con lo moderno a lo largo de varias décadas hacen patente un entramado social, cultural e histórico desafiante para la percepción. A medida de partido, el abordaje arquitectónico emplea sencillos gestos para formar parte de la conversación de su contexto. El conjunto se organiza a partir de cuatro volúmenes de distintas alturas dispuestos alrededor del patio central.
El primero de los volúmenes cubre todo el ancho de la propiedad y se integra a la calle con una altura familiar a sus vecinos. Nos recibe con una fachada que solo en planta baja está recubierta con enjarre al natural. Esto permite dar escala humana en relación con una banqueta que ha sido extendida para ampliar el uso peatonal del espacio público. El cambio de material en sus muros enfatiza su carácter clásico como basamento y da pauta al ritmo de las ventanas de las dos plantas superiores. El acceso es enmarcado dentro del basamento y se presenta a través de un zaguán, su inclusión como gesto juega un papel importante en la conservación de la tradición arquitectónica de los barrios. Una vez superado este umbral se llega al patio central, a cada uno de sus costados se encuentran un par de edificios gemelos cuya altura es de cuatro niveles.
Su simetría articula la posibilidad de percibir el patio central como un claustro doméstico cuya vegetación incrementa su naturaleza vibrante como corazón regente del conjunto. Al fondo del sitio se encuentra el edificio más alto, con una altura de cinco niveles, que abarca el ancho de la propiedad de la misma manera que el primer volumen. Su altura le permite ser partícipe del horizonte urbano de la Calzada Independencia sin renunciar a su escala doméstica. El volumen mira con atención la plaza de Los Dos Templos y se le puede voltear a ver a través de la calle Prisciliano Sánchez. Los cuatro volúmenes son conectados por medio de pasarelas que danzan alrededor del patio central en la poética de un cuadro de Escher. Hospedan la movilidad doméstica, es decir, dan lugar a la vida pública al seno del conjunto toda vez que el ambiente que predomina en su interior son viviendas. La variación de las alturas se debe a un escalonamiento gradual desde el exterior hacia el interior del sitio, lo que hace más humano el impacto de la densidad del conjunto conforme se aproxima a la calle. Todas las azoteas juegan el rol de terrazas para convivencia pública y alojan cocineta, servicios sanitarios y área de lavaderos. Con estos espacios los volúmenes son coronados con un espacio democrático, el capitel de cada volumen es un lugar para el encuentro colectivo.