El proyecto se ubica en un barrio de reciente creación a las afueras de Pamplona. El conjunto residencial se resuelve con escasos medios económicos dado que contiene viviendas sociales. El orden volumétrico se divide en 2 bloques longitudinales de diferentes alturas, dejando un patio central interior corrido donde se ubican las comunicaciones verticales y las conexiones a las viviendas.
Las fachadas de las viviendas se resuelven mediante terrazas corridas en toda su longitud. Estos elementos exteriores corridos resuelven los espacios de instalaciones mediante gestos mínimos que los camuflagean dotando de cierta vibración al conjunto.
El proyecto intenta simplificar al máximo la complejidad normativa mediante la utilización de, prácticamente, un único material, como es la chapa metálica perfilada. Enfatizando la volumetría longitudinal. El color bronce provoca, frente a la rotunda volumetría, una imagen cambiante que reacciona de diferentes modos según la soleamiento y al nubosidad, muy cambiante en estas latitudes.