Este proyecto se encuentra a pasos de una larga playa abierta, sobre una duna desierta levantada delante de un humedal. Es una casa para alojar por temporadas a hasta tres parejas. Su ocupación discontinua y aislada nos llevó a pensarla como una superposición de dos modelos: el motel y la cabaña. El motel sugiere piezas autosuficientes servidas desde el exterior por un segundo acceso, mientras que la cabaña supone un espacio centralizado que congrega a la comunidad.
Un conjunto de cuatro piezas confluyen en una cocina central común, conformando una estructura mayor compacta, delimitada por cerramientos móviles que abren distintas posibilidades de uso según su posición. Cada pieza se conecta a un patio del mismo tamaño.
Ambos son cubiertos por un envigado común y separados de la unidad colindante por un muro. Estas cuatro estructuras rectangulares se disponen adosadas y rotadas 90° respecto de la vecina, conformando una planta interior en cruz sobre un basamento cuadrado con cuatro patios en sus esquinas.
La construcción se concibe íntegramente en madera de pino sin nudos, con ensambles encolados. El envigado del techo se resuelve en 4 estructuras rectangulares independientes que descargan en los muros y en un pórtico perimetral sin confluir en vigas maestras diagonales.
Tras estos pilares, distanciadas por un pasillo, 72 puertas de madera delimitan el proyecto. Abiertas hacia el paisaje, cada pieza-patio es un ámbito privado conectado al exterior por una hilera de portales que enmarcan el horizonte. Cerradas, en cambio, son un ámbito íntimo protegido del viento y la vista, pero abierto a sus vecinos mediante un pórtico perimetral. A mayor vista, mayor independencia. Cerrar ciertas puertas puede abrir usos comunes.