Este proyecto residencial está muy bien situado, cerca del centro histórico de la ciudad Nový Jičín en República Checa. Pero también, en las proximidades de grandes zonas verdes que influyen favorablemente en el microclima local. Otra gran ventaja de esta ubicación es una frágil red de conexiones sociales con su entorno, como la proximidad a los lugares de trabajo y las escuelas, los lazos familiares y los actos culturales de la ciudad.

El cliente deseaba vivir en gran parte al aire libre, un encargo que no era fácil de cumplir, ya que el terreno era pequeño y complejo desde el punto de vista de la normativa urbanística.

La residencia de dos plantas está situada en un terreno de suave pendiente, lo que se refleja plenamente en el concepto. El edificio se compone de un paisaje residencial interior, una experiencia vital invertida, en paralelo con la apertura al mundo exterior. La villa está dividida horizontalmente en tres plataformas diferentes. La plataforma de entrada, a nivel de calle, es de concreto y contiene los cuartos de servicio. La plataforma principal, con la zona social, se eleva algo menos de un piso sobre el nivel de la calle. El atrio exterior está medio metro más elevado. Las zonas social y de descanso están construidas en madera y son ortogonales entre sí.

Ambas zonas están conectadas a un atrio con césped, el núcleo interior de toda la casa. Una sauna con una pequeña piscina de inmersión cierra el atrio separándolo de la calle.

Las zonas más importantes de la villa están enfatizadas compositivamente. Por ejemplo, sobre la mesa del comedor hay una gran ventana circular que la acentúa con la luz del día. La chimenea, como símbolo de un hogar lleno de amor, está situada al final del eje de entrada a la casa. Un gran motivo romántico de Lysá Hora (montaña) decora el dormitorio. Las fachadas de la casa son sencillas y abstractas. Expresan la esencia material de la casa. El “jardín delantero” se sustituye por jardineras lineales elevadas integradas.