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¡Felices fiestas!
La Casa de Cultura y el Jardín de Niños (CADI) Tlatenchi representan dos proyectos desarrollados en conjunto, aunque en predios separados denominados, por lo común, “lotes residuales”. Al abordar la creación de espacios públicos, es crucial maximizar su potencial más allá de los límites establecidos y, en este caso en particular, centrarse en generar intersecciones, concentración y significado. Ubicados en Tlatenchi, comunidad perteneciente al municipio de Jojutla, Morelos, ambos proyectos se integran a un contexto habitacional por lo que una de las premisas de diseño fue mantener la coherencia entre ambos, dado que, aunque se encuentran a sólo 5 minutos a pie uno del otro, carecen de una conexión física directa. Por este motivo, se buscó una integración del paisaje y las estructuras mediante el uso de materiales uniformes en cuanto a color, disposición y soluciones estructurales en un sistema de bóvedas catalanas, que permiten a ambos ser percibidos como una única entidad.
En los dos casos se consideraron los flujos naturales que los residentes solían tener entre una calle y otra, que implicaba la reintroducción de la calle original formada por el camino de uso anterior, el cruce natural. La concentración de individuos en estos espacios generó un punto nodal en cada centro, que se tradujo en una tribuna en la Casa de Cultura y un patio en el caso del CADI.
Un elemento clave fue la incorporación de una bóveda de ladrillo contemporánea, que en la arquitectura moderna permite aprovechar su funcionalidad estructural, versatilidad y expresividad. Este planteamiento implicó una revisión del oficio del maestro albañil que la construye, cuyo conocimiento se ha transmitido de generación en generación en Tlatenchi, así como la integración de los materiales con las dimensiones particulares del sitio y la época en que se encuentra. Este sistema, que los artesanos locales dominan con eficacia, se implementó para cubrir grandes espacios sin necesidad de soportes intermedios y para mejorar la circulación del aire en el interior de los espacios.
En términos constructivos, los muros de carga expuestos sirven como base del sistema estructural. Estos muros se crearon utilizando ladrillo extruido, mientras que el ladrillo de barro se reservó para las bóvedas. Los materiales se extienden a los patios, escaleras y pasarelas, pavimentados con las conocidas baldosas de arcilla. Además, la zona experimenta un clima predominantemente cálido y húmedo durante gran parte del año, por lo que la selección de materiales en el diseño arquitectónico desempeña un papel clave en la regulación térmica de los espacios.
El auténtico espacio público surge de la genuina participación ciudadana, que da lugar a presencias y fuerzas imprescindibles que transforman estos espacios en entornos de encuentro y participación activa más allá de las estructuras físicas. Esta visión permite percibirlos como el componente central de una esfera de actividad envolvente.