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¡Felices fiestas!
01. El paisaje de las tres migraciones
El territorio de Cercedilla, un municipio ubicado a 57 kilómetros de Madrid en la Sierra de Guadarrama, ha sido modelado por las tres migraciones campo-ciudad de las últimas décadas. La primera, del campo a la ciudad, tuvo lugar entre 1960 y 1980 a través de un fuerte proceso de abandono del mundo rural, que trajo consigo la conversión de las antiguas casas familiares en viviendas de fin de semana. La segunda, de la ciudad al campo, fue impulsada urbanísticamente por las Leyes del Suelo de 1995 y 1998, que liberalizaron la gestión del territorio, favoreciendo la especulación, recalificación y urbanización diseminada en el paisaje. Asistimos ahora a la tercera, una migración en tránsito permanente.
Durante la última década, aparece un nuevo tipo de habitante rural que es al mismo tiempo urbanita: una población que vuelve al campo sin haberse ido de la ciudad. Estos ciudadanos en tránsito generan nuevas ruralidades y alianzas que continúan transformando el paisaje: en el prado de la casa de Ana y Manolo, The Young Old House, pastan las vacas de Luis, un ganadero local, que a su vez cuidan esta zona del monte a cambio de hierbas frescas. La convivencia entre comunidades rurales tradicionales y nuevos habitantes rur-urbanos permite construir nuevas ecologías, fundamentales para mantener el equilibrio y el cuidado de un territorio en cambio.
02. La casa que crece por capas
Tras heredar esta casa de campo, Ana, Manolo y sus cuatro hijas se proponen hacerla crecer y adaptarla así a su condición de habitantes semi-urbanos y semi-rurales. La vivienda, construida en los años 70 como casa de veraneo, no contaba con ningún tipo de aislamiento térmico, ni tampoco con una relación directa con el paisaje y el entorno. Por ello, se diseña una estrategia triple que permita ampliar, relacionar y acondicionar térmicamente la casa, progresivamente, cuidando tanto el confort y el consumo energético, como el disfrute de su condición rural.
En la primera fase, ya ejecutada, se lleva a cabo una ampliación mediante tres volúmenes bajo cubierta, revestidos por piezas cerámicas que diferencian lo nuevo: una zona de estar extendida, la habitación de las cuatro hijas (en el espacio que antiguamente ocupaba el garaje y leñero) y un cuarto para las instalaciones de calefacción. Los muros de piedra se cortan y en su lugar se diseña una estructura metálica de viga y tensor que permite abrir totalmente la nueva zona de estar hacia el paisaje. La cubierta se sustituye y, en el proceso, se recuperan sus materiales, que se transformarán en el mobiliario de la casa.
A partir del próximo verano, Sahari, antiguo albañil y ahora empleado de la familia, irá desmontando año a año la piedra y la madera de cada una de las fachadas de la casa, incorporando sobre el muro existente el aislamiento térmico necesario, y volviendo a reconstruirlas con los materiales previamente recuperados, esta vez con un nuevo patrón. La casa irá creciendo por capas, acondicionándose así en sucesivas fases.
03. Los objetos que fueron y los que son
En The Young Old House nada está en su sitio original. El mobiliario de la casa se fabrica a partir de materiales recuperados de la antigua fachada y la cubierta. Ahora el techo está en la mesa —cuatro antiguas vigas cortadas conforman las mesas del comedor—, la fachada es un banco corrido —de traviesas recuperadas—, las contraventanas rojas re-ensambladas son las nuevas puertas, la pizarra de la antigua cubierta espera en el granero a ser la futura fachada, el granito del leñero es el nuevo escalón de salida al campo… A esta familia de materiales antiguos con segundas vidas se superpone otra nueva, fabricada principalmente en metal, que acerca la casa al paisaje: una puerta oculta para salir directamente al campo, unas lámparas giratorias para cenar en el prado en las noches de verano, cuatro camas de quita y pón, dos ojos de buey desde los que poder ver a través, desde el norte, el paisaje sur.
The Young Old House visibiliza una alianza entre objetos y habitantes del medio rural y urbano, entre lo viejo, lo actualizado y lo nuevo, que permita repensar modelos contemporáneos de habitar un territorio rur-urbano.