El Ribat Bioclimático es una obra residencial ubicado en Rabat, la capital de Marruecos. Ciudad moderna e histórica a la vez, el rico patrimonio de edificios del siglo XX de Rabat convive de manera armoniosa con la sobria y llamativa arquitectura civil y militar medieval. Situado al sur de la ciudad, en un barrio de la segunda mitad del siglo XX, el terreno que alberga el proyecto ha permanecido como un diente hueco en el tejido urbano durante casi 40 años, en parte debido a su configuración y entorno edificado inmediato. Se encuentra rodeado, por un lado, de viviendas unifamiliares y, por el otro, exhibe una gran fachada orientada al oeste de casas adosadas de varias plantas.
El reto consistía en transformar este terreno trapezoidal en un remanso de espacio habitable, en el que las ambiciones del proyecto pudieran parecer, a primera vista, difíciles de conciliar con una normativa rígida. Esta casa singular, diseñada para una pareja, sus tres hijos y dos abuelos, se esfuerza por lograr la coexistencia, tanto el deseo de apertura como el de intimidad, mediante la combinación de espacios de convivencia para recibir a amigos y familiares, con otros lugares que ofrecen la posibilidad de un retiro tranquilo. Alineada con la calle, la casa tiene un aspecto monolítico y silencioso, cuyos contornos y bordes salientes son remodelados perpetuamente por la trayectoria del sol. Aunque compacta e introvertida a primera vista, una vez dentro, esta arquitectura revela una sensualidad y generosidad que se despliega en sus tres niveles: los límites exteriores e interiores se borran para ofrecer espacios de vida abiertos.
El atrio, corazón de la casa, desempeña un papel clave en la organización espacial, enlazando y conectando todos los niveles. Su espectacular volumen, magnificado por la iluminación cenital natural, que proporcionan las chimeneas solares, es un espacio sin definición precisa, que permite la exploración en tres dimensiones que se interrelacionan como un elogio teatral de la sombra. Las verticales se extruyen, las horizontales se estiran y los recorridos se multiplican. Esta arquitectura se adorna con una materialidad sobria y depurada, basada en una composición de contrastes y yuxtaposiciones de texturas sencillas, que privilegia la artesanía tradicional.
El diseño de este Ribat doméstico implicaba enfrentarse a un marco reglamentario estricto y demostrar que era posible adoptar un enfoque virtuoso al tiempo que se proponía un modo de vida diferente, basado en las estaciones. Una reflexión sobre la vida del edificio saca el máximo partido de sus características espaciales y arquitectónicas. La casa aplica los principios de la arquitectura bioclimática para encontrar compromisos entre la luz natural, el confort térmico en invierno y en verano, aprovechando al máximo los rayos del sol, y la circulación natural del aire para garantizar un confort optimizado y reducir el consumo de energía.
Este proyecto va más allá del patrimonio modernista marroquí y de la arquitectura residencial genérica que hay a su alrededor, y propone un espacio habitable contemporáneo que se inspira con humildad en la tipología de los riads y sus variantes rurales, los menzeh, dos expresiones del savoir-habiter norteafricano y mediterráneo más amplios. La organización y el método de construcción del proyecto le confieren una claridad y legibilidad particulares. La sencillez de su arquitectura refuerza la identidad particular de su puesta en escena. Se inspira en la estética despojada y monolítica de los ribats, fortalezas medievales presentes en el paisaje de Rabat, y que dieron su nombre a la ciudad. Su aspecto fortificado, engañosamente hermético, intriga y despierta la curiosidad, pero sólo revela lo esencial.