La Oficina Federal de Edificios y Logística (BBL) gestiona la cartera de bienes civiles de la Confederación. Esta cartera comprende 600 edificios en el extranjero, incluida la Residencia del Embajador de Suiza en México.
En 2017, la BBL encargó al estudio de arquitectura Fruehauf, Henry & Viladoms (FHV), con sede en Lausana, la renovación, rehabilitación y rediseño de la residencia, construida en 1952. FHV se puso en contacto con el arquitecto de la Ciudad de México BLANCASMORAN para formar un equipo que dirigiera el proyecto.
Las dos oficinas, acompañadas por especialistas, analizaron detalladamente la residencia existente. El estado de deterioro, los defectos funcionales y la necesidad de adaptar la estructura a los requisitos sísmicos actuales llevaron a la conclusión de que la opción más adecuada era una reforma completa que incluyera varias demoliciones y reconstrucciones. La huella existente debía ser mantenida por razones reglamentarias.
La Residencia Suiza está situada en la colonia de Lomas de Chapultepec al noroeste de la Ciudad de México.
La colonia de Lomas de Chapultepec se caracteriza por tener avenidas arboladas que albergan prestigiosas residencias. La topografía es un elemento geográfico que define fuertemente el lugar. Los barrancos crean corredores naturales abundantemente arbolados. La residencia se localiza justo en el punto de flexión entre la avenida Paseo de la Reforma y el barranco de Dolores. Gran parte de su arquitectura se genera en base a estas dos condiciones específicas.
Dos muros paralelos definen una parcela alargada de 135 por 25 metros. Su parte superior está en contacto directo con el concurrido Paseo de la Reforma. En el otro extremo, desciende en una sucesión de terrazas hasta el arroyo de Dolores, 36 metros más abajo.
Por razones normativas, la residencia respeta precisamente huella de la antigua residencia. Mientras que la geometría de los edificios circundantes está claramente definida por una parcela perpendicular a la avenida, la implantación del proyecto es oblicua, el plano es un paralelogramo que ocupa el ancho de la parcela.
Una plataforma, cuya altura está definida por el acceso desde la calle, constituye la base de la residencia. En tres de sus lados, muros de hormigón aíslan del ruido circundante y proporcionan un ambiente tranquilo y sereno al recinto. Esta sensación de calma se ve reforzada por la omnipresencia del elemento vegetal. En el lado de la avenida, el muro se convierte en fachada. Un plegado horizontal le da una presencia austera, intrigante y sofisticada.
Tanto en el interior como en el exterior de la residencia, el suelo es de terrazo gris claro. Dos losas de hormigón van de pared a pared y se apoyan en bloques de granito negro que contienen los espacios de servicio. La vegetación es omnipresente a lo largo del camino que lleva desde el patio de acceso a través de la casa y hacia el jardín de abajo.
Entre los bloques se encuentran las zonas de estar comunes, donde la relación visual con el exterior es continua. Las grandes puertas batientes de madera de eucalipto regulan el nivel de privacidad de cada espacio. Es difícil distinguir el límite entre el interior y el exterior, que se reduce a los grandes ventanales del suelo al techo que definen los espacios habitables.
Una generosa escalera proporciona una cómoda transición a la plataforma del jardín. Una sucesión de mesetas en cascada proporciona una suave transición al entorno natural del barranco.