En febrero de 2016 la Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI) renovó sus reglas de operación para la obtención de subsidios federales. En la nueva normativa, se estableció que el empleo de materiales y sistemas constructivos tradicionales como el bambú, paja, bajareque, palma, Carrizo y madera en muros, se considera precario, frenando la obtención de apoyos federales para autoconstruir con dichos materiales.
Debido a lo anterior, el primer ejercicio de vivienda, realizado en conjunto con la comunidad de Tepetzintan a través de cinco talleres de capacitación técnica y diseño participativo, fue descartado para recibir apoyo gubernamental, volviéndose difícil para los pobladores autoconstruirlo.
Ante este panorama, en conjunto con la Unión de Cooperativas Indígenas Tosepan Titataniske, decidimos hacer un segundo ejercicio de vivienda que no empleara de forma estructural las especies locales de bambú para cumplir con la normativa impuesta por CONAVI.
Este segundo ejercicio conserva el sistema constructivo modular y prefabricado a base de paneles realizados con bambusa oldhamii. El sistema constructivo emplea únicamente tres piezas (dos cerchas y un panel con sus variables) y reduce de forma significativa el tiempo de construcción, ya que las piezas se prefabrican y montan una vez que se han terminado los marcos estructurales. El tiempo aproximado de montaje es de una semana, lo cual impacta también en los costos al reducir la mano de obra.
Una vez instalados, los paneles son recubiertos con ixtle (tejido local que se emplea para hacer costales de café) y una delgada capa de mortero. Ya colocada la estructura base, se fijan los largueros (vigas) y posteriormente la lamina, la cual es un producto realizado a base de desechos de aluminio de grado alimenticio, lo cual le da características térmicas, acústicas y antibacterianas.
Además de los materiales locales, los cuales permiten a los pobladores aportar en especie y mano de obra para reducir el costo de sus viviendas, el proyecto tiene un óptimo desempeño ambiental. En el caso del agua, se emplea captación pluvial, humedales para reutilización de aguas grises y biodigestor para el tratamiento de aguas negras. En cuanto al clima, se implementaron estrategias básicas bioclimáticas para combatir las elevadas temperaturas de la región.
Espacialmente, la vivienda responde a los usos y costumbres de los pobladores nahuas, quienes emplean un salón principal en donde ubican el altar -elemento central de la vivienda- y secan la cosecha de café y maíz. La cocina tiene un carácter permeable para dejar escapar el humo de la leña y se retoman las celosias que se observaron en las comunidades.
El segundo ejercicio fue premiado por la CONAVI con medalla de plata en el “Primer Concurso Nacional de Vivienda Rural” y aprobado para recibir subsidios federales. Sin embargo, seguiremos buscando la prueba del primer ejercicio, ya que creemos firmemente que los materiales y sistemas constructivos tradicionales deben ser respaldados por las políticas públicas de vivienda en nuestro país y promover la autonomía de los pueblos indígenas, la valoración de la vivienda vernácula y la conservación de los saberes intangibles