El programa consistía en concentrar la oferta de nuevas tecnologías, de programas de emprendimiento, de formación para el trabajo para los estudiantes bachilleres en los distintos municipios de la región conectándolos con la red de universidades a nivel capital. San francisco fue declarada como territorio libre de sospecha de artefactos explosivos y minas antipersona luego de siete años en los que 70 hombres del Ejército trabajaron en el desminado humanitario. El parque educativo ahora se convierte en un nuevo referente para la promoción de la educación y las oportunidades.

Centrado en los procesos, el diseño participativo y sin un estilo preestablecido se dibujaron de manera conjunta con la comunidad los imaginarios del parque educativo. Profesores, campesinos, adulto mayor, líderes comunitarios, representantes en todos los campos, reflejaron sobre papel y a través de bocetos sus ideas.

A manera de abstracción estas ideas fueron sintetizadas en 4 modelos básicos que reflejaban el pensamiento colectivo: Énfasis en aspectos bioclimáticos y ecoeficiencia ambiental, Énfasis en zona de uso múltiple y aspectos tecnológicos, Énfasis en aspectos formales entendiendo la topografía y formas asociadas al paisaje natural y Énfasis en nuevos modelos pedagógicos de puertas abiertas con premisas de inclusión social.

Con estas variables y entendiendo la condición topográfica y morfológica del lote se implanto la propuesta en relación directa con el espacio público adyacente haciéndola parte del programa arquitectónico, creando relaciones ambiguas a nivel perceptual. Como resultado del proceso y basado en la observación, el análisis urbano, arquitectónico y paisajístico del sector elaboramos la siguiente premisa: «El Parque Educativo San Francisco: es un balcón, es una terraza, es un patio, es un escenario, es compacto y disperso, es público e incluyente. Retoma y reinterpreta el sentir y la estética del lugar».