Aldo Rossi en su “Autobiografía Científica” (1981) apuntaba que toda búsqueda creativa está fuertemente relacionada a una cierta forma de continuidad de la condición material de la arquitectura.
Una guia para trabajar sobre lo existente que llamó “principio de continuidad”.
Un factor que preside toda construcción, en donde la forma arquitectónica es lo que “permanece y determina la construcción en un mundo en que las funciones están en perpetuo cambio”.
El proyecto trata de la reconversión de un deposito industrial en un edificio de oficinas con el objetivo de dar continuidad a la energía previamente desplegada.
El deposito constaba de una grilla estructural de pilares y vigas de hormigón armado que se utiliza como marco para dar cabida al nuevo destino.
A partir de la grilla el proyecto se basa en vaciar y completar la estructura existente.
La dimensión vertical y la presencia del negro se tornaron en los temas recurrentes en la configuración del proyecto.
En el acceso, devenido en un gran vacío a triple altura, se introduce la escalera en chapa de alma llena y el ascensor con cabina y ducto totalmente vidriado a la manera de un personaje que ocupa el espacio.
Para la fachada se entendió pertinente recurrir a la ventana como elemento sustantivo del entorno urbano circundante mayormente domestico.
Pero para dar cuenta del destino institucional las ventanas se exageran en sus proporciones y son sacadas al exterior del muro.
El proyecto se puede entender a la manera de “Naked Tango” (1994) de Gillermo Kuitca que repite el diagrama del paso de tango del “Dance Diagram Tango” (1962) de Andy Warhol.
Obra en la que la condición previa es devuelta en el registro de las huellas de los pies desnudos a la pura presencia física.