Fotografías: Jaime Navarro | Cortesía JSa
Texto: JSa
El jardín del museo abarca 80 por ciento del predio. ¿Dónde termina el museo y dónde inicia la ciudad? Esta obra se vuelve un atajo hacia la equidad a través de la paisaje, la arquitectura y el arte. “No hace ‘decorados’: sus escenografías son transformaciones del espacio pictórico en espacio de escenario”, escribió Paul Westheim sobre el trabajo de Juan Soriano.
El único argumento del artista tapatío era descifrar la historia de las ideas a partir de pinturas, esculturas, escenografías y diseños. Radical y observador, Soriano frecuentaba el Café París y deambulaba por la ciudad en busca de rostros y testigos de su delirio. El Museo Morelense de Arte Contemporáneo muestra una aproximación en dos tiempos sincrónicos: integración plástica y espacio colectivo.
Producto de un concurso por invitación a través de la Secretaría de Cultura del Estado de Morelos, el proyecto de JSa aporta elementos que van más allá del programa: lo no solicitado. Su aportación concreta urbanidad y empatía local. La propuesta posibilita un atajo (pasaje) y un umbral (museo). El primero conecta dos puntos creando un circuito extrapolando las calles del Centro Histórico hacia el barrio de Amatitlán en una diagonal que trasciende los muros museísticos; y el segundo apela a una narrativa construida que reúne momentos, secuencias espaciales, vanos, encuadres, trayectos, plazas, esculturas, espejos de agua, jardines y árboles frondosos.
En 6 mil metros cuadrados, el centro cultural ensambla museo, talleres, biblioteca salas de exposición y restaurante. Aprovecha la huellas de las preexistencias para respetar la vegetación entre amates, ceibas, casahuates y guajes, así como enaltece el apantle (acueducto) que cruza el predio. La colección del museo se compone de 150 esculturas de gran formato que hizo el artista, además de más de mil obras en óleo, obra gráfica, tapices y cerámicas.
Se trata de un refugio urbano de cierres y aperturas a través de contenedores y envolventes en concreto blanco aparente que figuran como lienzos para acercar el arte a la ciudad y viceversa. Además de las esculturas, la obra de Juan Soriano se exhibirá con una primera exposición de obra bidimensional en junio este año.
Este proyecto cultural se incorpora a una serie de espacios rehabilitados en Cuernavaca que ya suma La Tallera Siqueiros, el Jardín Borda, la Academia de Música Benning en la Antigua Estación del Ferrocarril, el Centro Cultural Teopanzolco y el Centro de Desarrollo Comunitario Los Chocolates.