Obras

El patio como máquina térmica

El patio como máquina térmica

Nombre de proyecto

  • Edificio de viviendas sociales en Can Batlló

Arquitectos

  • Espinet/Ubach

Página web

  • espinet-ubach.com

Ubicación

  • Barcelona, Cataluña, España

Fecha

  • 2019

Fotografía

  • Pedro Pegenaute

 

El estudio de arquitectura Espinet/Ubach finaliza el proyecto de 26 viviendas sociales junto a la emblemática fábrica textil de Can Batlló en Barcelona. El patio constituye el elemento principal del proyecto, ya que regula la temperatura del edificio y actúa como epicentro de la vida comunitaria.

El edificio de viviendas de Can Batlló parte de un concurso público que convoca el Patronat Municipal de l’Habitatge de Barcelona (PMHB) en un solar residual, limitando con la antigua fábrica textil de Can Batlló, en el corazón del barrio de Sants, declarada de interés público. Un solar con tres fachadas abiertas a condicionantes urbanos muy diferentes.

El volumen del edificio se plantea como un final de manzana por la calle de Parcerisa, por un lado, un traspaso hacia el parque en el pequeño pasaje intermedio y una fachada principal desde el espacio vacío de Can Batlló.

El lema del proyecto del concurso “abriendo caminos” orientaba a la idea de un envoltorio edificado de alturas diferentes acordadas a la altura reguladora de cada calle sobre un espacio vacío interior y central. Este planteamiento inicial permite explorar las ventajas del patio de luces, no sólo como elemento de iluminación y ventilación sino también como instrumento de conectividad de la casa. El patio de luces trabajo como una máquina climática obteniendo resultados muy favorables en el estudio bioclimático del edificio.

De acuerdo con el esquema de funcionamiento se articula una nueva forma de entender la estructura interna de las viviendas, configurando un anillo de servicios alrededor del patio de luces. Es decir, espacios servidores ubicados en la corona interior y espacios servidos, flexibles, sobre la fachada exterior.

La piel del edificio se adapta a cada fachada para encontrar el mayor ensamblaje visual. De aquí las ligeras fracturas del plano de fachada, la des-ortogonalidad de la envolvente y la rotura del orden geométrico de las paredes divisorias.

El orden formal nace de la centralidad del patio de luces que más allá de ser el espacio de paso hacia las viviendas, se convierte en el óculo que abre hacia el cielo dejando entrado la noche y el día, el invierno y el verano. El embudo que engulle lo que ocurre en el exterior y la trompeta que expulsa aquello nocivo que se produce en su interior, todo gracias a la corriente de aire que se genera.

El edificio mantiene un generoso espacio a nivel de calle aportando al lugar un porche que abriga la entrada del garaje y agranda el acceso de peatones al parque de Can Batlló. El tratamiento de fachadas incide sobre esta voluntad. Blanca y luminosa con perforaciones verticales en las plantas de viviendas; y gris oscuro en el tratamiento de la chapa ondulada en la línea de la planta baja. El edificio flota por el contraste cromático de los dos colores.

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