Los arquitectos colombianos Felipe y Federico Mesa conforman plan:b, un estudio de arquitectura que, según sus propias palabras, otorga el mismo estatus a diferentes formatos de trabajo, tales como el dibujo, el viaje, la maqueta, la construcción o el diálogo, entendiendo su práctica como “situaciones abiertas, pactos provisionales, fenómenos no impositivos e insertos en redes eco-sociales locales y planetarias”.
Este modo de enfrentarse a la profesión, entiende la arquitectura como un proceso de aprendizaje y diálogo, que lo abre y permeabiliza con la creación de redes de personas cambiantes y flexibles. Tal y como dice Uriel Fogué “plan:b es consciente de que la arquitectura se inscribe en una ecología política y, por consiguiente, nunca puede ser algo aislado, porque no tiene más remedio que pactar con todos los otros agentes interesados, involucrados en el ecosistema. La arquitectura es un objeto permeable a la controversia; que necesariamente debe ser discutida. La arquitectura es, en definitiva, el arte de la permeabilidad”.
Este proceso de constante búsqueda de retroalimentación se caracterizará entonces por la construcción de escenarios de diálogo que permitan generar afectividades en torno a ellas propiciando espacios de encuentro desde los que pasar de lo individual a lo común, dicho de otro modo, construir un acuerdo social afectivo. Acuerdos que presentan formulas distintas en plan:b pero donde destaca el uso recurrente de la publicación como elemento necesario, que se convierte en un nuevo elemento desde los que lanzar momentos de debate y discusión. Su último libro, Permeabilidad, se convierte ahora en exposición a través de LIGA:08.
De la obra construida al papel y de nuevo a la construcción. El trabajo de plan:b se mueve por multitud de formatos (construcción, publicación, exposición) que buscan cuestionar un discurso, comunicándolo y haciéndolo visible. Así, la propuesta para LIGA desborda el espacio expositivo, lo amplia e introduce a la gente que pasa alrededor en la experiencia espacial propuesta por los arquitectos. Y una vez dentro, hacerles cómplices no solo obligándoles a participar de su discurso, sino introduciendo otros nuevos que permitan avanzar y ramificar el debate.
Abrir a nuevas brisas en definitiva.
© Ramiro Chaves