La 19ª Bienal de Arquitectura de Venecia es un terreno fértil que se activa cada tanto tiempo para imaginar futuros posibles. En esta edición, el Pabellón de Suiza —comisionado por Pro Helvetia y curado por Elena Chiavi, Kathrin Füglister, Amy Perkins, Axelle Stiefel y Myriam Uzor— propone una relectura crítica de la historia arquitectónica suiza desde una pregunta simple pero disruptiva: ¿y si Lisbeth Sachs, y no Bruno Giacometti, hubiera diseñado el pabellón suizo en los Giardini?
Bajo el título “Endgültige Form wird von der Architektin am Bau bestimmt” (La forma final la define la/el arquitecta/o en obra), la exposición desplaza los focos hacia una figura tan relevante como invisibilizada: Lisbeth Sachs (1914–2002), una de las primeras arquitectas suizas, autora de la Kunsthalle de la Exposición Suiza del Trabajo Femenino (SAFFA) de 1958 en Zúrich. Su obra, de clara vocación experimental y adaptativa, sirve aquí como herramienta para cuestionar narrativas dominantes en la disciplina y abrir paso a una historia más plural, incluyente y sensible.
La propuesta curatorial es un ejercicio especulativo y político que confronta dos visiones arquitectónicas contemporáneas, las de Sachs y Giacometti, no para elegir una sobre otra, sino para generar un espacio de coexistencia que invite a pensar en los márgenes, en las ausencias, en los silencios de la historia. La arquitectura se presenta como un campo permeable, en construcción, donde la forma no es un fin absoluto, sino un proceso vivo, abierto y colectivo. El pabellón incorpora el sonido como dispositivo espacial que activa una experiencia sensorial y performativa: arquitectura que se escucha, se respira, se transforma. En lugar de un manifiesto formal, el espacio se habita como si fuera una conversación que todavía está ocurriendo —una forma de pensar la arquitectura no como objeto, sino como proceso de escucha, de intuición y de presencia.
Además de la exposición, el programa incluye actividades paralelas como los Pavilion Days en octubre y la Convención inaugural Lisbeth Sachs, donde se profundizará en las temáticas de equidad, memoria y genealogías alternativas. El Pabellón de Suiza 2025 no busca ofrecer respuestas cerradas, sino abrir una grieta en la historia canónica de la arquitectura. En esa grieta, la figura de Lisbeth Sachs no sólo recupera lugar, sino que se proyecta como una posibilidad latente para el presente y el porvenir de la disciplina. En tiempos donde la arquitectura parece debatirse entre la especulación y la urgencia (retomando la dirección curatorial de esta bienal: Intelligens. Natural. Artificial. Collective), mirar al pasado con nuevos ojos puede ser también un acto de resistencia y de imaginación crítica.