En Latinoamérica, el proceso de urbanización creciente y sostenido de los últimos años produjo innumerables cambios, siendo de los más perjudícales la pérdida de vitalidad de las áreas centrales tradicionales.
Babahoyo, Los Ríos, zona costera del Ecuador, con 150,0000 habitantes: aquí se ha desarrolldo comercialmente, de manera delisgada del habitar residencial. Su caracter de ajenamiento es incrementado con el conocido “Boom Inmobiliario”, lo que ha ocasionado que varias personas busquen un lugar dónde vivir en las periferias, obviando los efectos de desplazamiento y abandono. Esta búsqueda desesperada de un nuevo lugar para vivir nos lleva a reflexionar sobre nuevas formas de diversificar la ciudad.
La Casa que Habita busca, en primera instancia, motivar a la conservación del espacio original de encuentro, el intercambio y la articulación social, que es vital de toda ciudad.
Albita y Juan, joven pareja, necesitaban un nuevo lugar dónde vivir. Se planteó como respuesta la posibilidad de ocupar un terreno dentro del casco urbano, estableciendo como objetivo poder tener ingresos económicos dentro del lote y la posibilidad de albergar una escuela de soporte académico. De esta manera, se generó un programa que permita el dialogo entre el habitar, educar y producir.
El proyecto se configura dentro de un lote de 12 m x 30 m, donde comúnmente se construye una casa adosada a la otra, por falta de políticas públicas de construcción en centros urbanos. Se repiensa sobre aquello, conteniendo el bloque de actividades de vivienda y educativas entre terrazas laterales, logrando así una adecuada iluminación y ventilación natural en cada espacio. Tal estrategia se ve apoyada por paredes internas que no llegan hasta la cubierta que está construida de madera, cemento y zinc, la cual remata con un lucernario central.
Planteando desde una forma básica/abstracta lo que entendemos por una casa de techos inclinados, que además de aislar térmicamente y aprovechar las aguas de lluvia por su configuracion, nos permite organizar el espacio de una manera más eficiente. El frente se abre y conecta hacia la ciudad de dos maneras; frontal, mediante ventanales tradicionales plegables de celosías de madera; y lateral, mediante vanos hacia la acera, generando un vínculo con el peatón.
Se establacen los negocios comerciales en la planta baja para una relación más directa y prolongada con la actividad urbana, mientras que, en planta alta, aunque divididos por un eje central, apuesta por la vivienda y espacios educativos.
Respecto a la materialidad, tradicionalmente se ha interpretado al ladrillo, madera y cerámica como recursos para construcciones de bajo estrato económico; sin embargo, el proyecto revaloriza estos elementos locales utilizándolos en el 95% de la construcción.
La Casa que Habita es un manifiesto que repiensa la forma en la que se vive y densifica los centros urbanos de un modo más sostenible, con una vision de almalgamar actividades que nos ayuden a diversificarlas, recuperando lo local y sus tradiciones como punto de partida para las nuevas generaciones.