El carácter único de un individuo, lo que lo diferencia de lo general, lo que señala su otredad —eso que interesa y resulta necesario conquistar y desvelar— es lo que define a los seres humanos.
Sin embargo, si esa diferencia se pudiera calcular y expresar con números, tan sólo habría una millonésima de discrepancia frente a novecientas noventa y nueve mil novecientas noventa y nueve millonésimas de similitud. Curiosamente, con las viviendas pasa lo mismo.
Una vivienda que está viva esconde en sus espacios la diferencia que la define y será por completo distinta según la experiencia de cada persona.
Una vivienda cuya rehabilitación giró en torno de significados familiares explicados espacialmente a través de la festividad de cada 6 de enero. Ese día se construía una espacialidad en torno a los nervios, estrés y alegría que provocaba la llegada de los Reyes Magos de Oriente. Una casa definida entre lo mágico y lo cotidiano.