Ikal, cuyo nombre en maya significa “viento” o “espíritu”, es un espacio arquitectónico dedicado a la meditación y la contemplación de la bóveda celeste nocturna.
Arquitectónicamente, Ikal se presenta como un observatorio nocturno, un cilindro de chukum de 9 metros de diámetro que, durante el día, enmarca los cielos azules de la península de Yucatán y, por la noche, se ilumina con estrellas.
El cilindro de chukum que constituye Ikal está protegido de manera cuidadosa por una envolvente de piedra de albarrada, dispuesta de manera que se integra a la perfección con la superficie lisa de este material. Esta estructura genera una serie de taludes que vinculan el espacio arquitectónico con el entorno natural circundante.
El acceso a Ikal está marcado por un plano inclinado ligeramente que guía a los visitantes después de atravesar un piso de piedra. Este acceso está enmarcado por una cuerda de albarrada que parece desprenderse de la envolvente del edificio, creando un efecto visual de continuidad entre el espacio exterior e interior. Este espacio místico invita a los visitantes a sumergirse en la contemplación.