La intervención ha consistido en transformar una estructura existente, que, por diversos motivos, no llegó a materializarse en su totalidad, en el nuevo y demandado templo del barrio de Las Mantecas. Dado el estado de abandono que presentaba la obra, paralizada desde hacía más de diez años, la comunidad parroquial se propuso terminar la estructura de hormigón armado existente y evitar así que continuase el deterioro de la misma.
La nueva Iglesia de las Mantecas parte de la idea de ser una intervención respetuosa con la preexistencia, en el sentido de no afectar sustancialmente a la edificación proyectada en tanto pudiera continuarse, en el futuro, su ejecución por fases. Con esta finalidad se utiliza la madera como único material de cerramiento y división de los espacios. Esta diferenciación material hace posible establecer una distancia formal entre la nueva obra ejecutada y la existente, en un gesto que pretende respetar la autoría de la estructura parcialmente levantada.
El acceso principal al edificio se realiza desde la cota inferior de la parcela a través de una plazuela de hormigón lavado, acotada por grandes jardineras. La fachada principal de la Iglesia se cierra con puertas de madera plegables que permiten que el espacio se abra completamente al exterior cuando sea necesario ampliar el aforo del Templo.
A nivel formal, la nueva Iglesia parroquial es una construcción luminosa y austera, con utilización de dos únicos materiales: la madera para los paramentos verticales y el hormigón para los pavimentos y la mesa del altar.