Estrasburgo, capital europea desde 1948, es la sede del Parlamento Europeo y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sitio donde trabajan funcionarios de todo el mundo. Por ello, se decidió proponer una oferta educativa desde guardería hasta bachillerato con un modelo basado en un enfoque multicultural, amplio uso de diferentes idiomas y énfasis tanto en la autonomía de los niños como en la participación de los padres. Ubicada en el frondoso barrio de Robertsau, cerca de las instituciones europeas e internacionales, la escuela con casi mil alumnos necesitaba de un centro deportivo abierto que fue propuesto por las autoridades municipales. El programa solicitó la creación de una sala polideportiva y una sala polivalente capaz de servir como sede de eventos que no impliquen deporte.

Más allá de las cualidades arquitectónicas y funcionales reales del edificio, el centro deportivo crea un equilibrio y establece un diálogo con la escuela, prologándose la lógica constructiva de los fragmentos para la escuela. Los volúmenes de las dos salas están disociados y en ángulo, lo que permite colocar la sala más grande en una posición ideal: perpendicular a la calle, en el extremo norte del sitio, minimizando el impacto del edificio. Se usa toda la profundidad del terreno; el lado más corto del edificio da a la calle, por lo que es más poroso en relación con el paisaje.

El hall de entrada es transparente, lo que permite ver desde el patio delantero hasta la madera en la parte posterior del sitio. Los elementos del programa forman una corona, con vestuarios y otras instalaciones que rodean las dos salas y proporcionan vistas tanto hacia el exterior como entre sí. El proyecto hace un uso cuidadoso de materiales ásperos y duraderos: concreto, acero galvanizado, vidrio y linóleo. La sala multideportiva juega con los tonos grises de estos materiales.

El edificio se encuentra en una línea norte/sur, que es la mejor manera de controlar la luz natural, mientras que grandes extensiones de policarbonato proporcionan y dispersan luz suave y uniforme en toda la sala, sin riesgo de deslumbrar o incomodar a los usuarios. También se ha prestado especial atención a la acústica: hasta la altura de una persona, las paredes se enfrentan con paneles de MDF perforados y todo el techo ha sido tratado. Los paneles de la plataforma en acero galvanizado colocados entre las vigas crean un falso techo enredado: los elementos técnicos están protegidos, mientras que las lámparas pueden iluminar la sala.

La sala cuadrada de usos múltiples está diseñada para contrastar con el resto del edificio. El piso de parquet de roble barnizado, colocado en un patrón de tablero de ajedrez, se curva hacia arriba en la pared, y la parte superior de las paredes se congrega con yeso acústico. El techo artesonado repite el diseño de tablero de ajedrez del piso. Toda la doble altura de la sala es de color verde oscuro, realzando el calor del roble.

Dependiendo de la luz, las variaciones en gris que se presentan en el proyecto van desde lechosas y ásperas a transparentes y reflectantes: la percepción evoluciona a medida que avanza el día, estableciendo un valioso diálogo con la naturaleza. La presencia de plantas y la calidad resultante de la luz otorgan una preciosa elegancia a los espacios.