Esta casa de campo está ubicada en una zona de intensa actividad agrícola. La casa ha sido diseñada en un sitio plano sin elementos que sugieran operación arquitectónica alguna. La primera operación fue establecer un plinto o podio sobre el cual distribuir el programa mediante una serie de volúmenes organizados en torno a plazas, patios y galerías de varios tamaños y funciones.
Lo que surge es una casa articulada en base a piezas relativamente autónomas que exhiben distintas alturas y superficies, una agrupación que constituye una especie de villorrio cuyos elementos pueden convertirse en los ‘objetos encontrados’ que detonen futuras intervenciones: volúmenes extruidos hasta convertirse en torres, piezas cerradas que se vacían y devienen en logias, y así sucesivamente. Como lo señala la planta en toda su difusa claridad, el diagrama general ya sugiere la base de futuras operaciones. La inscripción de la casa dentro del estricto perímetro del plinto contrasta con la apertura del paisaje del valle central chileno. Ambas condiciones se cualifican recíprocamente.