Los cinco volúmenes independientes que componen el Hostal Ritoque son la muestra perfecta de buen diseño y sentido común. Con la premisa de conseguir el mejor diseño al más bajo costo, los arquitectos partieron de la hipótesis de racionalizar la construcción al establecer leyes de diseño que permitieran optimizar materiales, procesos y tecnologías.
En un sitio ancho, de poco fondo y pendiente pronunciada, los volúmenes se acomodan, elevados sobre el suelo con pilotes cilíndricos que garantizan la vista a la playa, buscan su independencia y la mejor orientación ante el paisaje.
Cada volumen mantiene la misma crujía de 3.2 m de longitud, dimensión proporcionada por la optimización del material, porque es la medida de madera más común en Chile. En el sentido longitudinal, los volúmenes varían su tamaño hasta topar con la pendiente del terreno.
Las crujías se van desfasando para generar diferencias en pisos y niveles que acomodan el programa en la poca superficie construida. También varía la altura de cada volumen lo que permite el aprovechamiento de las entradas de luz por medio de los intersticios que se generan. Los servicios se acomodan hacia la pendiente, de manera que el volumen retira su cerramiento hacia el mar y deja espacio a balcones abiertos conectados al paisaje, con la idea de que éste sea el único y verdadero lujo que el diseño del hostal ofrece.