El proyecto trata de conexiones. Primero, conectar a las personas con la naturaleza por medio de un destino. Segundo, conectar diferentes piezas dentro de un paisaje determinado, conectándolas material y programáticamente puesto que unas piezas dependen de otras creando un conjunto. Tercero, conectar las bondades de protección y seguridad de la arquitectura con la fuerza y la aparente inmutabilidad del bosque.
El proyecto consiste en la primera etapa de un glamping (combinación de las palabras glamour y camping) compuesto por diversas piezas construidas en la zona baja de un terreno boscoso en la Sierra de Santiago, Nuevo León, a las afueras de la ciudad de Monterrey.
El programa se divide en una plataforma central de uso común en forma rectangular, que contiene espacios de reunión (el comedor y el fogatero), construida con un perímetro de concreto y piedras, ladrillo y cortezas de árbol como rellenos; un salón polivalente colocado sobre una plataforma (firme) preexistente de una antigua terraza (incorporando la vieja y peculiar chimenea en el salón), construido de estructura mixta de acero y madera, que se alinea a lo largo de la plataforma central mientras que un módulo de cocina, hecho de concreto y acero, se alinea al lado ancho (dando servicio al comedor). Elementos monolíticos de concreto hacen caminos, asientos y escalones para conectar estas diferentes piezas de manera física o visual. Por último, el conjunto se completa por un enigmático cubo de concreto en el bosque, construido un poco más apartado a las otras piezas, que contiene los sanitarios comunes.
Los espacios de descanso y estar son una serie de pequeñas cabañas (que contienen una habitación, sala de estar, baño y terraza) y otra de refugios mínimos (como una habitación con cubierta-mirador), construidos con una mezcla de concreto, acero, lámina metálica y madera. Estos espacios están dispuestos en las laderas del terreno, alejados de las zonas comunes, obteniendo así un mayor grado de privacidad entre los árboles del terreno boscoso. La paleta cromática de los materiales seleccionados (gris, negro, blanco, amarillo, rojo) se pierde y es absorbido por los colores predominantes del bosque (café, verde oscuro, negro).
Las nuevas piezas abstractas yacen en el bosque natural, milenario. Son las primeras de este nuevo lugar, sin precedentes locales, mezcla entre la enorme naturaleza y estas pequeñas piezas de arquitectura.