Esta escuela surge como un lugar de intercambio y desarrollo para toda la comunidad. Más que un lugar de enseñanza, es un lugar vivo y activo de intercambio y aprendizaje en la selva alta peruana.
La disposición de los cuatro módulos independientes que la conforman permite que el patio central sea el espacio protagonista, lugar de encuentro y rozamiento que congrega las relaciones. La arquitectura de estos módulos responde a materiales y sistemas tradicionales. Un lenguaje contemporáneo considera sistemas pasivos para el confort climático, que minimiza el consumo de energía.
En tres de los módulos se llevan a cabo actividades escolares en aulas, salas para profesores y de cómputo, entre otras. El cuarto módulo es una residencia para estudiantes.
El amplio programa exterior del proyecto se potencia mediante el sistema de patios cubiertos de diversas escalas, cada módulo posee uno y se usan para diferentes actividades. Destacan los pasillos y espacios de recorrido sombreado que acompañan los módulos y pervierten los límites entre interior y exterior para crear espacios públicos fluidos y conectados.
La estructura juega un rol fundamental que confiere al proyecto grandes cualidades espaciales, antisísmicas y estéticas que fortalecen el sentido de pertenencia a la comunidad y lo convierten en un lugar de trabajo y aprendizaje permanente.