El nuevo Edificio de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile se emplaza en el borde sur del Campus Lo Contador a un costado de su Casa Patrimonial, y es resultado de un concurso público. El edificio se despliega como un cuerpo de madera laminada en dos niveles que se apoya sobre un zócalo de concreto aparente. La estructura de pilares y vigas de madera se modula para facilitar el prearmado, montaje y traslado, aprovechando las dimensiones de los tableros sin necesidad de cortes. La estructura de madera se deja a la vista y la expresión del edificio es la manifestación de cómo trabajan sus cargas.
La pieza de madera suspendida sobre el plano del suelo salva un claro de 21 metros entre sus apoyos, y deja su cabezal poniente en volado, el cual se constituye en un nuevo zaguán de acceso al Campus Lo Contador. Este volumen acoge las oficinas de los profesores de la Escuela de Arquitectura, liberando el suelo y su cubierta para desplegar los programas que servirán de soporte de la vida más pública del edificio; un patio cubierto a nivel calle protegido de la lluvia y un auditorio en la terraza superior abierta a la Casona, y al cerro, un mirador a la altura de las copas de los árboles.
La obra tiene una búsqueda de ser sustentable desde su origen al estar estructurada en madera, un recurso renovable y con baja huella de carbono. Su montaje de armado reduce el impacto sobre el barrio y sus habitantes, la ventilación cruzada natural intenta reducir el acondicionamiento climático mecanizado, favoreciendo que sea un edificio con energías eficientes.