por César Reyes / @cerreyes y Ethel Baraona Pohl / @ethel_baraona (dpr_barcelona / @dpr_barcelona)
Conversación con Cameron Sinclair, arquitecto por la Universidad de Westminster, cofundador de Architecture for Humanity: organización benéfica que busca soluciones arquitectónicas a las crisis humanitarias.
La tesis de maestría de Cameron Sinclair se enfocó en proveer un refugio sustentable a los desplazados sin hogar que viven en Nueva York. En 1999 cofundó Architecture for Humanity (AFH) como una respuesta al conflicto en Kosovo. Mediante una serie de concursos, talleres, foros y colaboraciones con grupos de ayuda y brigadas, AFH ha creado una red mundial de oportunidades para diseñadores con el fin de responder a crisis y conflictos sociales. Publicaron una primera compilación sobre diseño inteligente y responsable: Design Like You Give A Damn: Architectural Responses to Humanitarian Crises (Metropolis Books, 2006). Actualmente, con 73 agrupaciones en 25 países y más de 4,650 voluntarios, Cameron Sinclair aún no es reconocido lo suficiente a pesar de haber sido nombrado asesor de la administración del presidente Obama. Tuvimos una conversación con el arquitecto que dio inicio a una cruzada para desarrollar una plataforma de apoyo social y cultural en materia de diseño con sentido humanitario. Nos preguntamos: “En situación de conflicto, ¿todavía no nos importa?”.
Dpr_barcelona (DPR): Sabemos que es la primera vez que estás en España y que AFH España es algo nuevo…
Cameron Sinclair (CS): Muy nuevo.
DPR: Entonces, para nosotros es interesante saber ¿por qué España se está convirtiendo en un nodo o punto neurálgico para tu organización?
CS: Esta es la segunda ciudad española que conozco en una semana, y sí, encuentro interesante la cantidad de arquitectos que están pensando y hablando de España. Parece que el papel de la arquitectura social ha regresado a este país. Pienso que en la arquitectura española siempre ha estado presente un elemento de responsabilidad social, pero en los últimos diez años, con el gran “auge inmobiliario”, la gente se ha fascinado más con edificios escultóricos, museos y demás, enfocándose cada vez menos en los temas sociales. Ahora, con la crisis financiera, creo que además tenemos una especie de crisis personal y estamos recibiendo más solicitudes de España para trabajar con nosotros.
DPR: Suena provocativo que, al mismo tiempo que empezaste a voltear a España, la gente ha estado buscándote. ¿De dónde viene esa reciprocidad?
CS: Creo que se debe a la crisis financiera. La gente empezó a observar lo que ha hecho en los últimos diez años, y se han formulado preguntas: “¿Qué he hecho en los últimos diez años que realmente haya afectado a mi comunidad?”. Y ahora están muy interesados en brindar respuestas con mayor sentido social.
DPR: Puedo decirte que, aún viviendo ahí, a veces es difícil percibir este tipo de actitud a la cual te refieres. Tenemos la sensación de haber vivido la arquitectura desde un punto de vista más superficial, sin interés en estas cuestiones sociales.
CS: Sí, es posible, pero el hecho es que la gente dice que está bien que la arquitectura sea superficial, por lo tanto será superficial. Si dices: “No, no. La arquitectura necesita tener un valor social”, entonces la arquitectura empezará a tenerlo. Es lo mismo cuando piensas, ¿por qué alguien quiere ser arquitecto? Si a un niño de 17 años le preguntas por qué quiere ser arquitecto… no implica ser una celebridad ni ser millonario, sino transformar su comunidad.
DPR: Conociendo sus actividades en Haití o su trabajo tras las inundaciones en Pakistán, nos preguntamos si AFH también interviene en otro tipo de conflictos, no de fenómenos naturales sino de conflictos creados por el ser humano, como guerras, conflictos geopolíticos o armados. Si es así, ¿cómo se maneja esto?
CS: Sí. Tenemos algunos proyectos en Afganistán y estamos por comenzar a trabajar en Sudán. Por cierto, tenemos estudiantes de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC) trabajando en este programa [2] sobre el problema de Sudán, y es realmente interesante hablar de eso, es un tema muy complejo. Muchas personas de la comunidad internacional piensan que hay un 50% de probabilidades de que en Sudán se viva una situación de guerra o paz. La situación real es preguntarse si hay un arreglo entre ciertos grupos de interés interesados en detonar una guerra. Pero nosotros construimos infraestructura para prevenir la guerra. Por consiguiente, de alguna forma, la arquitectura está ahí para prevenirla. Y casi siempre lo hacemos en un sentido agresivo. Tienes que luchar contra la violencia con la misma agresividad que ésta conlleva. Voy a mostrarte algunos proyectos [3] que hicimos en las favelas de Brasil que son muy peligrosas.
DPR: En ese sentido, hablando de Afganistán o Brasil, es casi lo mismo. Ambos son lugares igual de peligrosos para trabajar.
CS: Sí, es una guerra. Es una guerra política y social, tan violenta como psicológica. Tenemos que pensar que la arquitectura nunca crea paz, nunca, pero crea la embarcación y el lugar donde la paz puede suceder. Para los arquitectos, si entienden que no son líderes y que se mueven como guías, entonces su arquitectura sin ego tendrá una aproximación más humilde.
DPR: Y hablando de la problemática de las favelas, ¿cómo reaccionan las personas que viven en el lugar al trabajar ahí?
CS: Bueno, si llegas y dices, “soy un arquitecto”, te sacarán de ahí. Pero cuando te sientas a discutir el problema con ellos, como arquitecto entiendes que no estás de vacaciones, ellos te lo hacen notar. Nuestros arquitectos viven en una comunidad, no viven en una casa lujosa, viven en las favelas.
DPR: Se convierten en una persona más de la población.
CS: Sí, ésa es la cuestión.
DPR: Nos preguntamos si has tenido dificultad en encontrar personas interesadas en trabajar en este tipo de lugares peligrosos.
CS: Las personas que trabajan con nosotros son muy fuertes. Están un poco locas, por cierto. Por ejemplo, Daniel Feldman, quien trabajó en las favelas durante un año hace algún tiempo, regresó a su país de origen, Colombia, cuando ocurrió la inundación. Y debido a su confianza, llamó a la oficina de la presidencia, se reunió con la primera dama y le dijo: “He trabajado en las favelas, conozco lo que es trabajar en lugares peligrosos y quiero ayudar”. Lo contrataron de inmediato. Los arquitectos adquieren más fuerza al trabajar con nosotros y realmente se involucran con sus comunidades. Pueden trabajar en barrios conflictivos, lidiar con presupuestos ajustados y ser creativos. Prácticamente trabajan con esperanza.
DPR: El año pasado, en algunas revistas y blogs [4] leímos críticas sobre la calidad arquitectónica de sus proyectos. ¿Qué nos puedes decir al respecto?
CS: Es curioso, sabes, defiendo a mis arquitectos muy bien. Puedes ser crítico sobre la calidad, pero si no te pones en sus zapatos, no puedes entender el reto que implica. Es un hecho que vamos a las comunidades y somos los primeros ahí en llevar agua, atención médica e impartir clases; no vamos a crear un “efecto Bilbao” en una favela o en un barrio pobre. En Haití fuimos a una escuela para que ésta recibiera agua purificada y saneamiento. La calidad del edificio es adecuada, pero la calidad de la educación es nuestra tarea principal.
DPR: Está bien, sigamos hablando de la crítica. También hemos leído que algunos sociólogos y antropólogos refieren los proyectos de organizaciones no gubernamentales (ONG) como un “nuevo colonialismo” [5]. ¿Qué opinas de esto?
CS: Totalmente. Somos únicos porque sólo trabajamos con arquitectos e ingenieros locales, y un mínimo de 50% de nuestros trabajadores son locales. Normalmente son más, pero ha sido más difícil cuando encontramos ONG con jeeps o yates, cuando nosotros nos movemos en bicicleta, así que la crítica es válida. Nosotros, como organización, necesitamos escuchar a la gente, yo no voy a escuchar al antropólogo de Harvard, sino al líder de la comunidad. Cuando dicen: “Escuchen, necesitamos un experto de fuera”, lo traemos, pero si dicen: “No lo necesitamos”, definitivamente no lo hacemos. Creo que los académicos e intelectuales siempre menosprecian a la gente local y no creen en la fuerza de la comunidad.
DPR: Sí, ésa es la actitud más común.
CS: Tenemos que separar la actividad colonial de la actividad intelectual, lo que también es un tipo de colonialismo.
DPR: De acuerdo con esto, ¿cómo es su relación con otras ONG?, ¿trabajan juntos?, ¿tienen algún tipo de acuerdos?
CS: Originalmente somos independientes, más combativos. Pero de repente empezamos a entender que podíamos tener cierta influencia sobre ellos. Es como decir: “Quieres ser un pirata en un barco pirata o quieres ser un pirata en un gran buque ONG” Entonces, quisimos ser parte de la gran embarcación para compartir ideas en la búsqueda de la sustentabilidad. Eso es lo mejor que podemos hacer. Había organizaciones que antes actuaban por separado y ahora vienen a nosotros con peticiones, solicitando asesorías.
DPR: Ahora, antes de terminar con esta entrevista y a sabiendas de que somos “amigos” por Twitter, Facebook y seguimos las actividades de Architecture for Humanity en redes sociales [6], queremos su opinión sobre si las redes han sido realmente necesarias para difundir su trabajo e interactuar con otras comunidades.
CS: Contestaré con una anécdota. Cuando quisimos ir a Burma, nadie podía conseguir a alguien para trabajar con nosotros, así que nos valimos de mensajes de texto y Twitter para comunicarnos con las personas de la comunidad hasta que pudimos colaborar gracias a estas tecnologías. Así que en circunstancias y lugares distantes usamos redes sociales como primera forma de acercamiento para conocer la problemática del sitio. Lo hicimos en Swat Valley, Pakistán, donde con las redes sociales, Facebook y Twitter, nos comunicamos con los diseñadores y recibimos noticias de manera constante.
Notas
[1] Miessen, Markus (2007), The Violence of Participation, Sternberg Press.
“Ante el incremento de identidades fragmentadas necesitamos encontrar una forma de coexistencia que haga posible trabajar el conflicto como confrontación productiva: un modelo de participación poco convencional que permita a los foráneos participar en los debates sin propiciar animadversión”.
“Participación es guerra. Cualquier forma de participación es ya una forma de conflicto. Con el fin de involucrarse en cualquier entorno o situación dada, es necesario entender las fuerzas del conflicto que actúan en el contexto inmediato… si se quiere ser parte de alguna fuerza puntual, es imprescindible identificar las fuerzas que intervienen como factores del conflicto”.
“Hoy día, lo que necesitamos son más dilatantes que no estén preocupados por hacer un movimiento erróneo, no una previsión ríspida entre ciertos agentes del campo de fuerza existente, si fuera necesario”.
“Un modelo de participación alternativo sin una práctica espacial… actores que operen desde redes externas, mientras se dejen a un lado círculos de expertos convencionales, superponiendo otras posdisciplinas del campo de conocimiento”.
“La acción micropolítica puede ser tan efectiva como las acción de políticas públicas del Estado… En este contexto, puede ser útil repensar el concepto de conflicto, visto como un conductor, un productor de entorno productivo más que como una violencia directa y psicológica”.
[2] Cameron Sinclair fue invitado a Barcelona con motivo del máster en Cooperación Internacional denominado Sustainable Emergency Architecture, de la UIC ESARQ.
[3] Esta entrevista fue realizada en la primera visita de Cameron Sinclair a España cuando impartió una conferencia en la Association of Architects of Catalonia (COAC), en enero de 2011.
[4] Pedro Gadanho, Architecture for Humanity, diciembre de 2009.
[5] Las ONG como los nuevos agentes de colonialismo: http://www.indymedia.org.nz/article/76194/ngos-new-agents-colonialism, octubre de 2008.
[6] Architecture for Humanity @archforhumanity / AFH Spain en Facebook.
*Esta entrevista se publicó en MAS Context, CONFLICT. Verano de 2011.
Fotos: Cortesía MAS Context / Open Architecture Network