“El concurso para la sede del Guggenheim en Helsinki (…) tiene cientos y cientos de inscripciones de personas que han querido responder a la pregunta de cómo tiene que ser un museo del siglo XXI. Ha sido convocado por alguien que ha levantado y construido uno de los museos mas significativos del siglo XX y es precisamente quien esta dispuesto a hacerse la pregunta en este momento.”
– Juan Herreros
Juan Herreros ha sido parte del que es el último gran concurso de arquitectura hasta la fecha. El arquitecto español, junto a Jeanne Gang, Nancy Spector, Mikko Aho, Helena Säteri, Yoshiharu Tsukamoto, Anssi Lassila, Ritva Viljanen, Mark Wigley, Erkki Leppävuori y Rainer Mahlamäki conformaban el jurado que debía valorar las propuestas para la nueva sede en Europa de una de las más famosas instituciones artísticas de la escena global.
El concurso para el nuevo Museo Guggenheim en Helsinki recibió el más alto número de participantes que haya tenido cualquier otro. En total recibió propuestas de 1715 participantes de todo el mundo que gastaron varias horas de trabajo para imprimir y enviar y por correo sus paneles.
Mapa de participantes
Hoy, tras una segunda fase donde se seleccionaron seis finalistas, se anunció que la propuesta ganadora es la realizada por el estudio Moreau Kusonoki (Francia), imponiéndose a las de agps architecture ltd. (Suiza, USA), Asig Khan Ltd (Reino Unido), Fake Industries Architectural Agonism (España, Australia, USA), haascookzemmrich STUDIO2050 (Alemania), y SMAR – Fernando Jerez (España, Australia). Aunque las propuestas ya habían sido publicadas y se había realizado una muestra pública con las mismas, se desconocía qué propuesta correspondía a qué estudio.
Con el nombre de ‘Art in the City’ las primeras imágenes ya habían destacado por sus imponentes dibujos a mano. Se trata de un edificio de color negro, acabado con una fachada de madera carbonizada –“un material duradero y casi libre de mantenimiento”– que configura un conjunto de salas, en vez de actuar por un gran edificio único. Para el jurado el diseño ganador es “profundamente respetuoso con el sitio y el entorno” y destaca que crea “un espacio fragmentado, no jerárquico” formado por distintos pabellones vinculados “donde el arte y la sociedad podrían encontrarse y entremezclarse.”
Por su parte los arquitectos explicaban su proyecto como un “faro icónico” y un “punto de referencia” para la ciudad. “La fragmentación volumétrica cuidadosamente dispuesta crea pasajes naturales en ellas, permitiendo un flujo libre y un acceso flexible que da la bienvenida a los visitantes y sirve como destino cultural”(…) “La propuesta celebra la apertura y la anima a la participación pública.”, mientras que “desde la torre, se podrá disfrutar de la vista sobre la ciudad de Helsinki y del paisaje emblemático que configurará el techo del museo”.
Tras el anunció se supo que Moreau Kusunoki Architectes recibirá un premio de 100,000 euros y estará al cargo de la construcción del museo. Queda por ver cuales son las consecuencias del proyecto, tanto sobre la arquitectura, el concepto de museo y la ciudad. Debe tenerse en cuenta que a través de una web se pudo ver cada una de las propuestas, alimentando una discusión por parte de la comunidad arquitectónica que, en distintos blogs, estuvo enfocada en el cuestionamiento de la calidad de muchas de las propuestas, que parecían ser simplemente un llamado de atención, más que una solución que respondiera al contexto urbano.
Lo esperpéntico de algunas soluciones nos habla, además, como hoy gran parte de la arquitectura, pese a estar inundada de discursos que critica la arquitectura estrella, sigue enfocada en las mismas ideas: hacer un gran edificio que otorgue fama espontánea a su realizador. Una idea que se reflejaba hace unos meses en las palabras de Troy Conrad Therrien, el nuevo curador de arquitectura del Guggeheim.
Entrevistado por Architizer, Therrien decía: “El Efecto Bilbao es real, y está fundamentalmente vinculado al Guggenheim”. Una sentencia que omite que la regeneración que sufrió Bilbao fue un proceso realizado durante varias décadas y que incluía la participación conjunta varias administraciones.
Por ello, en un concurso, es de gran importancia la presencia de un buen jurado capaz de reconocer, entre tantas ideas, una de suficiente calidad que sepa entender la auténtica dimensión que tiene un proyecto como éste. Ahora queda esperar.
Finalista GH-04380895 – Moreau Kusunoki
Resto de propuestas:
Finalista GH-76091181
Finalista GH-5631681770
Finalista GH-121371443
Finalista GH-1128435973