El gran eje central del nuevo polo multimodal, actualmente iniciando su desarrollo inmobiliario, concentra todos los tráficos que recorrerán el lugar y responderán a la nueva centralidad del sitio. Estos tráficos son la introducción del tranvía, el autobús, las bicicletas y los peatones. Diferentes movimientos con diferentes necesidades.
Se ha querido unificar la textura horizontal que conforman todos los pavimentos. Todos los fluidos que recorren el lugar se pavimentan con piezas de piedra natural o artificial. En los límites de estas superficies, recios bloques de piedra arenisca clara contienen las superficies y construyen los pequeños saltos que se producen, por razones de seguridad, entre ellos.
Así el pavimento es una figura pétrea continua, arrimada por las líneas que forman los bordillos y algunas diferencias de tamaño y cualidad de algunas piezas en función de sus condiciones de uso. Así, el espacio entre los raíles del tranvía está ocupado por adoquines muy rugosos (disuaden del paso a su través), las aceras peatonales son adoquines de granito lisos, los pasos de autobuses y bicicletas están formados por bloques de hormigón auto-portantes de alta resistencia. Todo ello forma un tapiz continuo, homogéneo pero variado.
El segundo argumento consiste en introducir la vegetación sobre esta base horizontal mineral: grandes árboles en las aceras, centro del eje verde, trepadoras en los muros laterales, un pequeño parque final. Ahora recién plantada, toda esta vegetación formará un tapiz protector del tránsito humano, en relación dialéctica con la base mineral sobre la que se asienta.
Bajo los adoquines, el mar…
En el marco del gran eje del polo multimodal de Niza (Francia) se ha realizado, por primera vez en Europa, una amplia zona de pavimento urbano con refrigeración incluida. Corresponde a las zonas de más presencia peatonal (paradas de autobuses, pasos, etc.) y es un intento de mejorar las condiciones térmicas del espacio urbano en un clima caloroso como el de Niza. Consiste en un sistema de irrigación subterránea controlado por sensores exteriores que refrigeran unos adoquines especiales, transpirables, fabricados experimentalmente y formados por cáscaras de moluscos.