¿Cómo aprovechar el patrimonio urbano y arquitectónico que tiene la historia de la Ciudad de México?
Sobretodo para generar espacios inclusivos y de conexión que permitan a los miembros de la sociedad vivir en un entorno próspero y armonioso. El edificio de vivienda Dr. Atl 285 fue construido a finales de los años 60. Se encuentra en el barrio de Santa María la Ribera. Este edificio es un ejemplo de la correcta explotación del patrimonio bajo la premisa de aportar beneficios a la población y al medio ambiente a la vez que se preserva y rescata el legado cultural.
La zona en la que se encuentra lleva diversos años en un proceso de densificación y, por su cercanía al centro de la ciudad, posee un carácter histórico que ha atraído a una población joven que pretende vivir cerca de los centros culturales y económicos. El edificio se diseñó a partir de una estructura reticular de vigas y pilares de concreto armado, debido a su anterior vocación industrial, creando espacios libres sin paredes divisorias.
Se propuso un sistema de configuración para aprovechar la geometría de la estructura existente, apoyándose en la colocación de elementos cúbicos de madera para proporcionar áreas privadas y también para generar un diseño modular que pudiera replicarse según los diferentes programas, tamaños y configuraciones para satisfacer las necesidades del mercado. El uso original del edificio también implicó un reto para el diseño y la ubicación de las circulaciones, que se colocaron en el patio trasero, utilizando un sistema constructivo permeable que permite el paso de la luz natural. Con una geometría triangular para los balcones y la réplica del sistema de pasillos, fue posible conservar el perfil original de la fachada sin afectar a la iluminación de los apartamentos.
El mayor reto para Dr. Atl 285 era integrar a sus habitantes en el tejido social del barrio. El uso de los espacios exteriores como los patios y la azotea, creó zonas comunes que fomentan la convivencia. Además, mejoró la experiencia de los usuarios al tiempo que añade valor arquitectónico y promueve un estilo de vida más saludable y sostenible. El jardín de la azotea se utiliza como huerto urbano. Produce alimentos para todos los usuarios a la vez que provoca una conexión social entre todos los vecinos.
Se colocó una planta de tratamiento de aguas bajo el antiguo patio para eliminar los vertidos de los desagües. Recicla el 100% del agua utilizada. En la parte superior, un jardín de árboles da la bienvenida a los usuarios creando la sensación de un parque, regenerando la calidad del aire de todo el edificio.
El proyecto pretende demostrar la adaptabilidad de la arquitectura en los recursos existentes, el potencial regenerativo de la ciudad y la capacidad de generar proyectos sostenibles en la actualidad. Todo ello para preservar el patrimonio cultural y arquitectónico a través de la restauración de estas construcciones y proyectos, no sólo para mantener la presencia de cada barrio sino también para reducir el impacto medioambiental del desarrollo inmobiliario.
Esta visión y las circunstancias hicieron que el proyecto evolucionara hasta convertirse en una versión mucho más sostenible de lo que se esperaba en un principio. Una planta de tratamiento de aguas que ayuda a ahorrar hasta un 45% de agua, un jardín de árboles en la planta baja y un huerto en la azotea, combinados con el resto de estrategias implicadas, hacen que el Dr. Atl 285 destaque en términos de sostenibilidad, convirtiéndolo en un ejemplo destacado entre los proyectos de su clase.