Este proyecto fue ganador del segundo lugar en la categoría de Edificación del Premio Obra CEMEX 2017, para más información del premio ingresa aquí.
La destilería Los Amantes se encuentra en Tlacolula de Matamoros, en el valle de Oaxaca, esta región es reconocida por su producción de mezcal. El proyecto tiene un área de 3,500 metros cuadrados distribuidos en 3 niveles colocados en una siembra de maguey de 10 hectáreas.
En la materialidad del proyecto podemos notar el profundo significado del material de origen natural: piedra, madera, bambú y terracota, estos tienen, al mismo tiempo, una armonía con los materiales industriales, como el hormigón y el acero. La piedra está hecha de cantera rosa con mortero de arena y cal con mano de obra local. Las paredes tienen un espesor de 70 cm que permite el control térmico dentro del edificio, proporcionando un ambiente agradable para los trabajadores y los visitantes. La cubierta es un techo a dos aguas tradicional, con baldosas de arcilla hechas a mano, que se asemejan a las cubiertas tradicionales locales. El complejo reúne técnicas de construcción tradicionales y modernos sistemas constructivos y estructurales. El uso de material orgánico y el proceso tradicional no es un límite para la innovación tecnológica.
Todo el complejo arquitectónico está integrado en el paisaje por la materialidad y la forma tectónica elegida. Colores y texturas rurales interactúan con una solución arquitectónica contemporánea. Una de las apuestas más fuertes del proyecto fue incorporar el trabajo de artesanía, tanto para producir el mezcal como para el edificio en sí. Para lograr este objetivo, se realizaron visitas a diferentes productores de Mezcal de la región para conocer el proceso de fabricación de esta bebida. Este conocimiento permitió elegir los materiales a utilizar para la construcción, así como la concepción de los espacios.
Dentro de todo el complejo arquitectónico, además de la destilería y el campo de maguey, podemos encontrar un tanque elevado diseñado por el artista oaxaqueño Luis Zarate, un horno de leña y un alambique para la producción de mezcal.
El complejo goza de una maravillosa vista de los vestigios prehispánicos de Yagul y de las montañas que rodean el valle. El edificio se encuentra en medio de las tierras de 10 hectáreas, para aprovechar las imágenes del medio ambiente, junto con el tanque elevado y los campos de maguey, todo se convierte en un marco escenográfico en el medio del paisaje. En el plano lateral, podemos observar la intención de unir el tanque elevado, la fosa de la tierra y el tanque local de almacenamiento de agua con una línea de agua conceptual.
Dentro del edificio descubrimos un conjunto de alturas que permite al usuario percibir diferentes sensaciones espaciales. Una de las principales preocupaciones fue combinar dos momentos y usos diferentes: el proceso artesanal, con sus particularidades, tiempos y materiales, y la ocupación de visitantes, que incluye la realización de eventos: un uso mixto entre trabajadores y visitantes.
La destilería se convierte en una museografía y en un recorrido didáctico a través de la elaboración tradicional del mezcal. Para lograr esto creamos diferentes tours para los visitantes y uno para los trabajadores. Si elegimos entrar por la bodega, tenemos la sensación de salir del piso a través de una rampa de acceso, una vez dentro, descubrimos las barricas que envejecen el mezcal y un espacio para degustar las sesiones y las comidas al final del recorrido nos sorprenden por una triple altura que nos conecta con otros espacios de convivencia. En la fachada norte, se creo una zona de convivencia resuelta con cubiertas de madera y espejos de agua, que permiten disfrutar del atardecer junto a los campos de maguey. Arriba, una terraza doble puede albergar diferentes eventos: exposiciones, catas, entre otros.
La construcción comenzó con el sótano, que es la bodega de fermentación y envejecimiento, casi 3 metros bajo el nivel del suelo. Este espacio permite conservar una temperatura perfecta para preservar el mezcal, e incluye un sistema de riego para evitar la evaporación del líquido . Posteriormente, se continuo con el sótano de todo el complejo, realizado con cimientos de mampostería a lo largo de 87 metros. Una vez que el sótano terminó, se comenzó con las paredes de mampostería de cantera rosa; estas se reforzaron con columnas de concreto para garantizar la seguridad estructural del edificio. La losa del piso superior está hecha de vigas soldadas en forma de I, con tablones de madera que sostienen una empresa de hormigón. La estructura del techo es una forma particular de bambú con madera contrachapada cubierta por impermeabilización de asfalto y azulejos de arcilla hechos a mano. Este tipo de estructura es flexible y muy adecuada para áreas sísmicas como Oaxaca.
El objetivo principal es reducir al máximo el impacto ambiental, desde la construcción hasta el último paso en la producción de mezcal. Se utilizan, por ello, recursos orgánicos y sistemas de construcción tradicionales. Más que eso, el edificio incluye un sistema diferente para responder al objetivo principal de cuidar el medio ambiente, como un sistema de recolección de agua de lluvia que almacena el agua para su uso posterior; un depósito elevado para el riego por gravedad durante la estación seca, lo que reduce el uso de combustible para bombear agua, y una planta de tratamiento de agua gris y negra, que combina los residuos orgánicos de la producción de mezcal. Todos estos elementos están integrados en un sistema único de biodigestores que permite limpiar los residuos orgánicos, evitando la contaminación del agua subterránea. Además, la demanda de energía de la destilería se satisface a través de paneles solares ubicados en el techo del edificio.
El proyecto apuesta por la producción artesanal como método de humanización de la arquitectura. En cada piedra, ladrillo y bambú, en cada metro cuadrado de construcción, encontramos la habilidad del cortador de piedras, albañiles, carpinteros, herreros y otras personas que alcanzaron la exitosa materialización del proyecto.