La cubierta busca generar un espacio de convivencia de los visitantes al huerto con protección del sol y la lluvia, cubriendo grandes claros sobre árboles existentes, para generar un tipo de invernadero victoriano, pero con técnicas constructivas modernas, que busca expresar que la madera laminada es una opción real y muy eficiente para la construcción de un futuro sostenible.
Construido a partir de una cuadrícula de 36 x 36 metros, con cartelas de madera de 0.20 x 1.20 m a cada 12 metros, se libra en un sentido a través de una armadura espacial. Para soportar la techumbre traslúcida se diseñó una estructura de vigas de madera con un sistema metálico a tensión, que contrarresta el momento de flexión de la misma, permitiendo una sección menor y más ligera.
La orientación de las pendientes hacia el sureste permite aprovechar el asoleamiento para futuras instalaciones solares, y abre la entrada de luz indirecta, la cual a manera de invernadero permite el crecimiento de árboles, arbustos y el uso de múltiples camas de cultivo.
Los bosques representan para nosotros un medio para construir ciudades sustentables como una alternativa real al cambio climático; en primer lugar porque un edificio construido con madera certificada contribuye a retirar toneladas de CO2 de la atmósfera, y en segundo lugar el incremento de uso de madera certificada en un país incentiva a incrementar la plantación y regeneración de bosques que ya se habían degradado a tierras de cultivo agrícola.
La otra cara de la moneda es la falta de control sobre el manejo de bosques antiguos, que no deben ser cortados por tratarse de reservas naturales o nichos de biodiversidad importantes y vitales para los ecosistemas naturales de cada país.
La construcción con madera puede ser una pieza clave en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de las ciudades del mañana, siempre y cuando la cultura y el manejo forestal se haga de manera sustentable y virtuosa, recuperando y reforestando nuestros bosques.