Un nuevo complejo conventual en Salvador de Bahía, Brasil es diseñado por el estudio italiano Mixtura. Este complejo forma parte de un importante proyecto social que la Fondazione Betania Onlus lleva a cabo en Brasil desde 2010. El proyecto ya ha visto la construcción de una guardería para 120 niños de las favelas vecinas, y también implica la construcción de un complejo escolar para más de 500 niños que viven en condiciones de grave dificultad.
El diseño se basa en un método participativo en el que intervienen arquitectos y la comunidad con el objetivo común de crear una relación positiva entre el hombre, el entorno construido y la naturaleza. El complejo conventual se compone de edificios de baja tecnología, en los que las texturas de madera diseñan la estructura y el revestimiento, dotando al edificio de una fuerte identidad arquitectónica que se ve reforzada por el uso de mano de obra artesanal local y técnicas de refrigeración tradicionales.
Planimétricamente, se reinterpreta la tipología clásica del convento, desarrollada en torno a un único claustro cerrado, multiplicando el número de claustros y adelgazando los edificios para permitir que el viento, que sopla constantemente del este, circule entre los 6 edificios del complejo: un refectorio, una iglesia, un edificio administrativo, una biblioteca, una sacristía y celdas. Los grandes tejados de madera y los brise-soleil protegen los edificios de la radiación solar directa, mientras que los muros permeables y los paneles orientables giratorios mantienen las habitaciones ventiladas de forma natural, lo que se traduce en un confort respetuoso con el medio ambiente sin necesidad de utilizar sistemas mecánicos.
El complejo se diseñó para combinar la máxima eficiencia energética con el mínimo impacto ambiental, a lo que contribuyó en gran medida el uso de paneles fotovoltaicos y sistemas de recuperación de aguas pluviales. Se trata de un proyecto ambicioso e innovador para proporcionar a los jóvenes de las favelas de Bahía un futuro mejor basado en la mejora del cuidado del cuerpo, la mente y el espíritu, así como en el valor pedagógico y educativo de la calidad arquitectónica de los espacios.